La batalla de las ideas y la experiencia | El Nuevo Siglo
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Domingo, 8 de Abril de 2018
Redacción Política
En apenas dos debates los candidatos empezaron a marcar sus diferencias, con un intenso fuego cruzado que impactó a la opinión pública.

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En los últimos siete días la carrera por la Presidencia tuvo un remezón. Incluso podría decirse que ahora sí empezó la campaña de verdad. En apenas dos debates los candidatos empezaron a marcar sus diferencias, con un intenso fuego cruzado que impactó a la opinión pública. De otro lado, La U adhirió a Vargas Lleras y marcó la alianza interpartidista más rentable después del 11 de marzo. El liberalismo obligó a De la Calle a desistir de acercamiento a Fajardo. Mucho eco tuvo “modelo de pronóstico” electoral que midiendo no sólo consultas ciudadanas sino mapa político, pone a Duque y Vargas en segunda vuelta. Esta semana conservadores tendrán que definirse y arranca la publicidad en televisión, dos hechos de mucha importancia. Informe

La campaña presidencial comenzó, por fin. Tal como se había presupuesto la Semana Santa marcó el antes y después de la contienda proselitista.

Tres hechos en los últimos siete días confirmaron que el escenario que venían presentando las encuestas, tanto las anteriores a los comicios parlamentarios como las que se dieron a conocer apenas unos días después de las consultas interpartidistas del 11 de marzo, y que estuvieron fuertemente impactadas por el resultado de las mismas, era no sólo muy tempranero sino que adolecía de realismo político y electoral.

Ahora, ya con todos los aspirantes puestos en el mismo plano político, mediático y publicitario, después de dos meses en que primaron en estos tres aspectos los candidatos a consultas Iván Duque y Gustavo Petro, la contienda empieza a tomar un matiz distinto.

En primer lugar, arrancaron los debates entre los candidatos. Los dos que tuvieron lugar el martes en la noche en Medellín y el viernes en la mañana en Barranquilla, fueron muy importantes tanto para los aspirantes como para la opinión pública. En el primero, el realizado por Teleantioquia y Semana, el tono pausado de las intervenciones permitió a la ciudadanía empezar a delinear las diferencias políticas y programáticas entre Duque, Petro, Germán Vargas Lleras y Sergio Fajardo. Humberto de la Calle no pudo asistir por un problema en el transporte aéreo.

Verlos a todos en el mismo escenario es vital para encontrar las diferencias puntuales. La mayor prueba de ello es que aunque ninguno de los candidatos se arriesga a decir que va a reversar el acuerdo con las Farc, y menos a “hacerlo trizas”, los niveles de ajuste que cada uno plantea son distintos y ello tiene muchas implicaciones para el electorado.

Duque es el más radical, sobre todo en temas como que los cabecillas guerrilleros puedan llegar al Congreso sin que hayan sido juzgados por sus delitos graves y de lesa humanidad, y también por su oposición a que el narcotráfico pueda ser considerado un delito conexo. Vargas, a su turno, sostiene que ya la Corte Constitucional corrigió las grandes prevenciones que él había expresado frente al acuerdo de paz, por ejemplo respecto a que la Jurisdicción Especial de Paz (JEP) pudiera juzgar a los civiles y no tuviera límite alguno en su ámbito y funcionamiento. Fallo que también dejó en claro que los guerrilleros desmovilizados que reincidan, no entreguen los bienes ilícitos o eviten confesar toda la verdad, pueden ser sacados de la justicia transicional y enviados a la ordinaria, sin beneficio alguno.

duque

Fajardo y Petro, aunque están en la línea de cumplir el pacto, difieren en temas puntuales de su implementación y las políticas de posconflicto. De la Calle –aunque no estuvo en ese primer debate– se sabe que considera que cualquier modificación o reforma al acuerdo daría al traste con el mismo.

Otras diferencias de conceptos evidentes en ese primer cara a cara tuvieron relación con qué hacer con las EPS, cómo combatir el microtráfico, qué tipo de reforma aplicar al porte de la dosis mínima de drogas, si debe o no aumentarse la edad pensional, cuál es la mejor estrategia para derrotar el flagelo de la corrupción, qué tanto necesita el país un nuevo ajuste tributario, cómo enfrentar la crisis migratoria venezolana…

Como es apenas obvio, tras ese primer cara a cara, muy tranquilo y con pocas pullas entre los candidatos, todas las campañas hicieron su respectivo análisis sobre los puntos fuertes y débiles. Los sondeos por las redes sociales en torno a quién ganó ese debate o el que generó más movimiento en la red arrojaron distintos resultados.

 

Fuego cruzado

En el segundo debate, el viernes, a instancias de El Heraldo y Telecaribe, la cuestión fue a otro precio. Tras conocerse el resultado de una nueva encuesta y un “modelo de pronóstico” electoral, así como la decisión de La U de respaldar a Vargas Lleras y que De la Calle desistía de la intención de una alianza con Fajardo, los candidatos llegaron a Barranquilla, como se dice popularmente, “cargados de tigre”.

El formato de este debate, con una mayor posibilidad de réplica y contra-réplica, pero sobre todo con los candidatos entendiendo que el escenario de la campaña se empezaba a mover rápidamente, permitió ver cómo Duque, Vargas, Petro, De la Calle y Fajardo se sacaron ‘los trapitos al sol’.

A diferencia del cara a cara en Medellín, en donde primó la exposición de tesis, en Barranquilla los ataques a las trayectorias y las críticas a las propuestas fueron frontales y, por momentos, altisonantes. Un ambiente aún más caldeado por la presencia de una gran cantidad de estudiantes de la Universidad de Norte, que a punta de aplausos, rechiflas e incluso conatos de enfrentamientos le metieron más picante al debate.

Hubo contrapunteos fuertes entre todos los aspirantes. Duque con Vargas, Petro con Duque, Fajardo con Petro, De la Calle con Duque, Vargas con Petro… Todos midieron tesis y cruzaron señalamientos sobre la experiencia y trayectoria de cada uno, el acuerdo con las Farc, la negociación con el Eln, la ‘mermelada’ presupuestal, los ‘falsos positivos’, los escándalos de corrupción y judiciales de las distintas colectividades, el pasado partidista de todos y las cercanías de unos y otros a Santos, Uribe, Samuel Moreno… En fin, como se dice popularmente, “no quedó títere con cabeza”.

petro debate

Por el momento es evidente que Vargas apuesta a enfatizar su mensaje de ser el más preparado, ejecutor comprobado y experimentado para manejar el país. Duque enfoca todo su discurso en el anticontinuismo santista y las críticas sin tregua al acuerdo de paz. Petro busca ratificar su mensaje de que se requiere de un cambio profundo en el país y que sólo él lo puede liderar por no provenir del establecimiento político. Fajardo enfoca todo su mensaje en que representa la alternativa real a la polarización reinante y se aferra a la bandera anticorrupción. Y De la Calle ahora parece dispuesto a jugarse por la tesis de que el más indicado para aterrizar la paz es quien la negoció, o sea él.

¿Quién ganó? Las respuestas fueron muchas, según cada orilla política y proselitista: que Duque porque supo replicar a todos sus rivales que se dedicaron a atacarlo; que Vargas porque supo destacar que es un gran ejecutivo y ninguna de sus obras se contagió de corrupción; que Petro porque Duque y Vargas se atacaron más entre ellos que al aspirante de izquierda; que Fajardo porque en medio de un escenario de polarización insistió en que es necesario dejar todo ese pleito atrás; o que De la Calle, porque insiste en adueñarse de la bandera del cumplimiento a rajatabla del acuerdo de paz…

Lo único cierto es que los dos primeros debates entre los presidenciables tuvieron mucho impacto y si los demás cara a cara son igual de movidos al del viernes, es claro que la ciudadanía los seguirá con más interés, ya sea para ratificar su preferencia o para cambiarla.

 

Las encuestas

Ahora, si los debates marcaron un nuevo escenario de la campaña, las encuestas también empezaron a tener un impacto distinto. El martes en la noche se conoció una nueva, realizada por el Centro Nacional de Consultoría para el noticiero CMI. En esta Duque continuó adelante con 36%, seguido de Petro con 22%, Fajardo sumó 17%, Vargas quedó con 6% y De la Calle apenas con 4%.

Un escenario muy parecido al que marcaban los sondeos antes de la Semana Santa. Sin embargo, el miércoles en la mañana, ya con el eco del primer debate presidencial en Medellín, se conoció un segundo estudio. Este fue realizado por la firma Cifras & Conceptos para Caracol Radio y Red Más Noticias.

No fue una encuesta tradicional. En realidad se denomina  “modelo de pronóstico”, que no sólo tiene en cuenta el promedio de otros sondeos de opinión sino que proyecta sobre cada candidato la votación que sus respectivos partidos y las alianzas a su alrededor sacaron en las elecciones parlamentarias.

Ese “modelo de pronóstico” concluyó que Duque y Vargas serían los más votados el 27 de mayo y, por lo tanto, tendrían la mayor opción de pasar a la segunda y definitiva cita en las urnas, en junio.

vargas lleras

Según esta medición, Duque podría alcanzar una votación entre el 37,2% como mínimo y el 37,7% como máximo. En segundo lugar quedaría Vargas, a quien el “modelo de pronóstico” le señaló una posible votación mínima de 18,2% y máxima de 21%. Luego quedaría Petro, con 15,7% mínimo y 17,4% máximo de eventual apoyo en las urnas. En cuarto lugar figuró Fajardo, con 12,8% como mínimo de votación y un máximo de 13,3%. Y, por último, De la Calle apareció con un mínimo de 5,9% de votación y máximo de 6,3%.

Obviamente este tipo de “modelos de pronóstico” es diferente a las encuestas tradicionales, pero ya Cifras & Conceptos lo usó “con gran acierto” en las elecciones para Senado de 2014 y 2018, e incluso también se aplicó en las presidenciales de Estados Unidos de 2016, dando como posible ganador a Donald Trump, lo que luego se confirmó en las urnas.

Más allá de la controversia en torno a si esta clase de “modelos de pronóstico” son más efectivos que las encuestas (cuya credibilidad en Colombia sigue muy en duda), lo cierto es que el haber proyectado a Vargas, cuyo partido Cambio Radical fue el que más avanzó en curules en el Senado, a la posibilidad de pasar a la segunda vuelta, fue más creíble que los sondeos tradicionales que lo muestran muy debajo de Duque y Petro.

A ello se suma que, sin lugar a dudas, el que este “modelo de pronóstico” se conociera después de realizado el primer debate y precisó en la semana en que los partidos de La U y los conservadores iban a tratar de definir a cuál candidato apoyan, impactó el escenario de la campaña.

 

La U se movió

El miércoles el partido de La U tenía previsto sendas reuniones de bancada parlamentaria con el fin de definir el rumbo de la colectividad en la contienda presidencial. Un día antes, el martes, se había especulado que la división entre quienes querían apoyar a Vargas y los que miraban hacia Duque, era bastante profunda. Es más, se dijo que como desde la Casa de Nariño no se veía ningún guiño por parte del presidente Juan Manuel Santos, jefe natural de ese partido, lo mejor sería esperar a la segunda o tercera semanas de abril para conocer el impacto de los debates de los presidenciables y su reflejo en las encuestas.

Sin embargo, el miércoles el presidente de La U, el exministro Aurelio Iragorri, y la bancada de parlamentarios se sentaron a definir, de una vez por todas, el tema. Se analizaron las distintas opciones. Sobre irse con Duque primó la tesis de que, por mínima coherencia política, el “partido de gobierno” no se podía aliar con una coalición que se opuso al acuerdo de paz y plantea reformarlo drásticamente si llega al poder. En cuanto a unirse al aspirante liberal De la Calle, los peros no sólo se dirigieron a lo bajo que este marca en las encuestas sino a que su partido estaba dividido e incluso el aspirante buscaba una alianza con Fajardo, quien junto a su fórmula vicepresidencial Claudia López han sido duros críticos de La U.

la u

En ese orden de ideas, la posibilidad de aliarse con Vargas, sobre la base de un acuerdo programático, se confirmó como la opción más lógica y sólida para La U. Una coalición que ya incluso se venía trabajando tras bambalinas por cuenta de los acercamientos de muchos de sus parlamentarios con las toldas del exvicepresidente.

Como era de esperarse, la decisión del “partido de gobierno” de unirse a Vargas generó un remezón en el escenario de la campaña. No hay que olvidar que se trata de dos partidos (junto a Cambio Radical) que, sumados, casi alcanzan los 4 millones de votos (según los comicios del 11 de marzo) y la posibilidad de una bancada parlamentaria de casi 30 senadores.

En ese orden de ideas, el panorama proyectado por el “modelo de pronóstico” que se conoció horas antes de oficializarse esta alianza, empezó a tener mucho más piso y realismo político.

Como es apenas obvio, desde todos los sectores una de las hipótesis que más se analizó fue la relativa a la alta imposibilidad de que La U, el “partido de gobierno” del cual es “jefe natural” el presidente Santos, hubiera tomado la decisión de adherir a la campaña de Vargas -su exvicepresidente- sin tener el guiño o haberse consultado previamente al Jefe de Estado.

 

Reversada de De la Calle

Pero la de La U no fue la única movida ese miércoles. Hubo otra. A primera hora el expresidente y jefe único del partido Liberal, César Gaviria, quien ha estado en el centro de las críticas y la rebelión de un sector de la colectividad, encabezado por el exministro Juan Fernando Cristo, decidió poner la casa roja en orden.

Se reunió con toda la bancada de senadores electos (14 en total, incluyendo los del bloque de Cristo) y analizó junto a ellos el panorama electoral. Según lo que trascendió, la mayoría de los congresistas le manifestó su inconformismo por la forma en que se estaba llevando adelante la contienda por la Casa de Nariño, la gravedad de la crisis de la colectividad y la inexplicable intención de De la Calle de aliarse con Fajardo. Esta última formalizada mediante una petición al Consejo Nacional Electoral en torno a si era viable, a estas alturas, una posible consulta interpartidista y esquivar, de paso, la eventualidad de que al partido le tocara pagar los 40.000 millones de pesos que valió la consulta popular del 19 de noviembre, en donde se escogió como aspirante oficial al exnegociador de paz en La Habana.

Según lo que trascendió, Gaviria no solo ratificó que el liberalismo iría solo a la primera vuelta, sino que desautorizó, con anuencia de la bancada, cualquier alianza con Fajardo. Horas más tarde, el propio candidato, según algunos un poco a regañadientes, anunció oficialmente que desistía de la petición hecha al CNE y que se enfocaría en la campaña con el respaldo de todo la colectividad roja.

Más allá de las dudas jurídicas en torno a la viabilidad de la petición de De la Calle al CNE, lo cierto es que el “cafecito” que se tomaron él y Fajardo, y los acercamientos entre sus respectivas fórmulas vicepresidenciales, y hasta con Ángela María Robledo (compañera de tiquete de Petro), empezaba a ser visto por algunos analistas como la única forma de evitar que Duque y Vargas, de derecha y centro-derecha, respectivamente, pasaran a la segunda vuelta.

cafecito

Ahora bien: la pregunta es qué tanto el grueso de la dirigencia liberal se va a mantener firme con De la Calle hasta la primera vuelta, ya que es conocido en todos los corrillos políticos que senadores y representantes de las toldas rojas –tanto electos como ‘quemados’ o no postulados el 11 de marzo– han tenido acercamientos muy serios con las campañas de Vargas y Duque.

 

Lo que viene

Visto todo lo anterior, se puede decir que la próxima semana y las seis que restan para la cita en las urnas serán muy movidas. Tras los dos primeros debates del martes y viernes, es claro que en los que siguen los candidatos se van a sacar chispas. Ya cada campaña sabe los puntos fuertes y débiles propios y de los rivales, por lo que los cara a cara serán más intensos y punzantes.

También es claro que todavía faltan varias decisiones partidistas que pueden impactar sobre el escenario proselitista. La principal, sin lugar a dudas, es cuál será el camino que finalmente tome el Partido Conservador.

La junta parlamentaria que se programó para mediados de esta semana se canceló porque la división de la colectividad entre los partidarios de irse con Vargas y los que quieren apoyar a Duque es cada día más profunda. La ventaja, se dice, la tendría el exvicepresidente.

Aunque se había dicho que en las toldas azules se esperaría a la segunda o tercera semanas de abril, para revisar las encuestas y el resultado de los debates, lo cierto es que la movida de La U hacia Vargas creó un eje de presión sobre el conservatismo, que sabe que no puede seguir dilatando su definición. Aunque los congresistas y las directivas insisten en que debe tomarse una decisión por consenso y monolítica, no se sabe qué pueda pasar.

También están pendientes por conocer qué camino tomará el millón de votos que sacaron los partidos de origen religioso (MIRA y Colombia Justa y Libre). Sus respectivas convenciones serán este mes y se sabe que tanto Vargas como Duque les ‘coquetean’ con mayor opción frente al resto de los candidatos.

También debe conocerse esta semana o a más tardar la siguiente una nueva tanda de encuestas. Ya algunas están en el terreno recogiendo la información -con la posibilidad de que no reflejen todo lo que pasó en los últimos siete días- y otras apenas si empezarán en los próximos días. Estas últimas podrían medir con más realismo movidas como las de La U o lo que definan los conservadores.

No menos importante es que ahora empieza la ofensiva publicitaria por la televisión. Todos los candidatos saben que este medio es determinante para impactar al electorado y la competencia de ingenio y mensajes proselitistas estará como para alquilar balcón.

Como se ve, la campaña se desarrolla ahora a todo vapor y cada día trae sus hechos políticos y golpes de mano. El escenario, entonces, es más voluble y el mapa político, a medida que las adhesiones se van oficializando, parece delinearse de una forma más clara. Habrá que esperar qué pasa en estas siete semanas de infarto.