
“El mundo necesita un nuevo contrato social", dijo el director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Gilbert F. Houngbo, a los miembros del Consejo de Administración de esta institución en la sesión de apertura de su última reunión de 2022.
En su primer discurso ante el Consejo de Administración desde que asumió el cargo, el director general dijo que "los valores fundacionales de la OIT en 1919 siguen siendo relevantes", y añadió: "Me comprometo a hacer todo lo posible para defender estos valores fundacionales de la OIT: nuestros valores comunes de paz, justicia social, crecimiento económico equitativo y solidaridad, respetando y protegiendo el medio ambiente".
El togolés Gilbert Houngbo hizo un llamamiento a la creación de una "Coalición Mundial por la Justicia Social" para hacer frente a los retos que actualmente perturban el mundo del trabajo. La Coalición contará con la participación de un amplio abanico de partes interesadas y trabajará para "facilitar y reforzar la colaboración y la acción colectiva... y servir de marco para la coherencia política en materia de justicia social a nivel multilateral más amplio y más allá", dijo a los delegados.
Durante su reunión, el Consejo de Administración también debatirá las cuestiones derivadas de la 110.ª reunión (2022) de la Conferencia Internacional del Trabajo relativas al trabajo decente y la economía social y solidaria, así como la inclusión de un entorno de trabajo seguro y saludable en el marco de los principios y derechos fundamentales en el trabajo de la OIT. Además, se ocupará de garantizar el trabajo decente en las cadenas de suministro y de promover sistemas de productividad para el trabajo decente, entre otros muchos puntos de su agenda de 47 puntos.
El Consejo de Administración es el consejo ejecutivo de la OIT. Se reúne tres veces al año en Ginebra para tomar decisiones sobre la política de la OIT y establecer el programa y el presupuesto. La 346.ª reunión va hasta el 10 de noviembre de 2022.
Las preocupaciones desde la OIT
Houngbo, quien lleva ocho meses al frente de la OIT, recalcó que uno de los puntos que más le preocupan es la desigualdad. “Hay que luchar contra el reto de la desigualdad. Una parte está dentro del mandato de la OIT, pero otra parte va más allá de la OIT. A través del enfoque tripartito tenemos que impulsar una mayor justicia social. Me refiero no sólo a la división entre países pobres y países ricos, sino también dentro de los países”.
“Así pues, en la elaboración de políticas, ya sean nacionales, internacionales o multilaterales, en los acuerdos comerciales, en la inversión extranjera directa o en toda la cadena de suministro, tenemos que garantizar que la justicia social siga siendo el núcleo y por tanto contribuya a la lucha contra la desigualdad”, agregó.
Otra de las preocupaciones que se encuentran presentes dentro de la OIT son las implicaciones que puede dejar el cambio climático en el mundo del trabajo. Ante esto, Houngbo dijo: “La implicación directa, por supuesto, es la necesidad de una transición justa; con la crisis energética y todo el objetivo de cero gases contaminantes. Tenemos que asegurarnos de que damos más importancia a la productividad, al desarrollo de las capacidades, a la formación permanente, de modo que ofrezcamos oportunidades a los trabajadores que salen de las industrias más antiguas hacia las renovables”.
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“En segundo lugar, la importancia de estar mejor preparados para reaccionar ante situaciones de crisis. Lo que vimos en Pakistán o lo que estamos viendo en otros lugares en términos de inundaciones o sequías tiene un impacto directo no sólo en los trabajadores, sino un impacto directo en la desigualdad. Y la mayoría de las veces son los ciudadanos de las partes más bajas de la pirámide los que pagan el precio. Así que tenemos que asegurarnos de que nuestra capacidad de reacción y de respuesta ante un país en crisis sea mayor”, añadió.
Y por último los efectos del covid, ante lo cual contestó: “Estoy un poco preocupado, sobre todo desde el covid, por el impacto que todos hemos experimentado. Por un lado se ve el lado positivo, la digitalización de la economía, de nuestra sociedad, que trae progreso. Por otro lado están los riesgos que provoca en el mundo del trabajo, sobre todo la informalización de lo que antes era el sector formal”.
“Desde 2021 hemos tenido un cierto grado de 'rebote' económico. Estamos 'volviendo' desde el punto de vista económico, pero también sabemos que esos empleos, las horas de trabajo que estamos recuperando, están más en el lado informal, lo cual es un problema. Así que la precariedad de la recuperación es preocupante y, por tanto, para mí la protección del empleo va a ser importante. La situación actual no ha facilitado las cosas, pero para eso se creó la OIT”, señaló el togolés.
Al mismo tiempo recordó que desde la Asamblea General de las Naciones Unidas su secretario general, António Guterres, promovió el “acelerador mundial del empleo y la protección social para las transiciones justas”, ante lo cual el director de la OIT advirtió que “se trata de una iniciativa muy buena, fundamental, tanto para la producción de empleo como para la protección social. Es una forma de hacer frente a lo que hemos vivido durante el covid, con la pérdida de puestos de trabajo y lo precarios que se han vuelto otros empleos y situaciones. Los países de bajos ingresos, en particular, tienen muy poco espacio fiscal para poder responder rápida y eficazmente a través de planes de protección social”.
“Por eso, para mí, la protección social universal, que garantice que en todos los países cada ciudadano tenga acceso a un paquete mínimo de protección, va a ser crucial. Es una tarea muy grande y desalentadora que realmente tenemos que estudiar. Y ese va a ser un elemento central de mi tiempo en la OIT. Así que para mí, es la intensificación de la justicia social dentro de las grandes coaliciones y la protección social universal. También hay que hablar de la cadena de suministro, del sector informal”, concluyó.