
Tras anuncios de proyectos de reforma electoral, como la implementación del voto obligatorio o el sufragio a los dieciséis años, vuelve la polémica sobre la conveniencia de los mismos frente a una reforma política estructural.
Precisamente, Alejandra Barrios, directora de la Misión de Observación Electoral (MOE), manifestó que se hace necesaria una reforma integral y que “los temas del voto obligatorio y del voto a los dieciséis años, honestamente no son los más importantes. Eso es estar centrando el problema en donde no lo hay”.
Sobre darle derecho al voto a las personas desde los dieciséis años, Barrios indicó que es volver a lanzar globos y entretenernos en temas que podrían ampliar la base de votación de los ciudadanos, pero no solucionan los problemas; en cuanto al voto obligatorio, sostuvo que esa discusión hay que darla “una vez tengamos garantizado que en todo el país las diferentes comunidades pueden asistir a votar y que se ha hecho una redistribución de los puestos de votación. Cuando tengamos solucionados esos problemas es factible realmente dar la discusión del voto obligatorio”.
Entre tanto, el analista Fernando Giraldo explicó que “tanto el voto obligatorio como el voto a los dieciséis años están completamente relacionados con una discusión de vieja data y que tiene que ver con un proceso de construcción democrática en términos de democracia electoral”.
Señaló que toda sociedad, entre más democrática es más participativa, lo que “obliga a que no haya ninguna persona a la que se la excluya de ese derecho de votar”.
Giraldo consideró que disminuir la edad para votar es algo razonable, pero que “para no dar un salto al vacío, se tiene que dar gradualmente, por elecciones locales o por equipo territorial”.
En lo que tiene que ver con el voto obligatorio, la premisa de Giraldo es que sí se debe avanzar.
“Cuando se habla de voto obligatorio no se le está quitando la libertad a nadie, lo que se está diciendo es que participe, pero tiene la libertad de decidir”, dijo, subrayando que “la democracia hay que construirla todos los días” y que “todos deben participar”.
El exregistrador Carlos Ariel Sánchez explicó que ese es un debate viejo y en su opinión “un derecho implica la posibilidad de optar por ejercerlo o no ejercerlo”; de otra parte, “el problema no es poner sanciones, sino cobrarlas”.
Frente al tema del voto a los dieciséis años, Sánchez manifestó que esa es una determinación exclusiva del Congreso, si considera que una persona a esa edad tiene la capacidad de votar.
Juan Carlos Rodríguez, director del Observatorio de Democracia de la Universidad de los Andes, sostuvo que Colombia está en mora de implementar el voto obligatorio, aclarando que “eso debe estar acompañado por un esfuerzo por parte del Gobierno y de la Registraduría por acercar el puesto de votación a la gente, no pueden esperar que la gente se acerque a las mesas de votación”.
El exrepresentante por Caldas, Hernán Penagos, del Partido Social de Unidad Nacional (La U), manifestó que al menos “por un tiempo determinado, el voto obligatorio puede ser muy útil para hacer que el ciudadano ejerza ese deber con todo juicio, para lograr que sean más los que terminen eligiendo a sus gobernantes y para que la ciudadanía tenga más compromiso institucional”.
A su turno, la exsenadora Claudia López, de la Alianza Verde, consideró que “el voto obligatorio debería ser complementario a la biometría, a los mayores estímulos, a una financiación más equilibrada. No pueden ser medidas aisladas”.
En opinión de la politóloga Elisabeth Ungar, el debate sobre voto obligatorio sigue vigente porque no parece haber acuerdo sobre la pertinencia, viabilidad y utilidad de adoptar esta norma en nuestro país.
Y expresó que “en diversas ocasiones se ha promovido su implementación, generalmente después de conocerse los resultados electorales, y como reacción ante las relativamente altas cifras de abstención electoral que suelen presentarse en las elecciones, en particular en las de Congreso y en las locales y regionales”.
Además de estas propuestas, que se podrían llamar coyunturales, para Ungar “el debate también se ha dado sin que se haya aprobado ninguna proposición en este sentido, en el marco de las discusiones de varios proyectos de reforma política, como por ejemplo la Asamblea Nacional Constituyente de 1991, la reforma política propuesta durante el gobierno de Andrés Pastrana y el proyecto de referendo presentado por el expresidente Álvaro Uribe.
Voto obligatorio
En Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Honduras, Paraguay, Perú y Uruguay se aplica el voto obligatorio con sanción en caso de incumplimiento.
Como consecuencia, estos países registran los más altos niveles de participación, que en elecciones presidenciales llegan hasta el 80%.
Sin embargo, en 2012 Chile desechó el voto obligatorio y volvió al voluntario junto con una estrategia para capturar el voto joven.
El resultado fue el regreso del abstencionismo, que en la segunda vuelta presidencial de 2013 fue del 67%.