
Aunque el nuevo gobierno no lleva un mes de ejercicio, es claro que los aspirantes a sucederlo ya hacen sus primeras movidas ¿Por qué y cómo?
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Mientras el gobierno del presidente Iván Duque apenas comienza, esta semana parecerían ya haberse perfilado varias candidaturas presidenciales para el año 2022.
Las circunstancias no dejan de sorprender pero hacen parte, desde luego, de la prohibición de la reelección presidencial y de un término gubernamental de solo cuatro años. Así las cosas, luego de la apertura de dos grandes bloques políticos en el último evento electoral, las placas tectónicas se pretenden ajustar de antemano hacia esa jornada dentro de cuatro años.
Hace unas semanas, precisamente después de la primera vuelta electoral, el candidato de la Coalición Colombia, Sergio Fajardo, sostuvo perentoriamente que se retiraría de la política y se dedicaría a buscar otros horizontes, particularmente en el mundo académico. Se alcanzó a rumorar que sería rector de un gran centro universitario y se dijo que se dedicaría a escribir libros.
Fue entonces cuando Fajardo sostuvo que votaría en blanco frente a la competencia entre Iván Duque y Gustavo Petro, pero que aquello no significaba ninguna directriz específica para sus votantes. En efecto, había logrado una cifra cercana a 4,6 millones de votos en la primera vuelta, perdiendo su paso al balotaje por un porcentaje exiguo de diferencia. De hecho, había logrado representar la tercería entre Duque y Petro en las dos últimas semanas de campaña y alcanzó un viento de cola a su favor que casi lo catapulta a la Presidencia.
Al perder, no obstante, sostuvo -como se dijo- que se retiraría de la política y hasta anunció que partiría hacia un viaje para divisar ballenas.

Tiempo después, luego de surtida la segunda vuelta presidencial, Fajardo sostuvo en todo caso que el gran caudal electoral conseguido resultaba fundamental para afianzar su modelo político en las elecciones regionales de 2019.
Poco a poco, entonces, se fue acercando a las realidades políticas y en esta semana arguyó de manera enfática que podría ser candidato presidencial en el 2022.
López a la arena
Al unísono su compañera de fórmula vicepresidencial, la exsenadora Claudia López, dijo, después de un pequeño lapso de mutismo, que su futuro político se definiría luego de la consulta anticorrupción, a llevarse a cabo hoy. Y el norte que se fijó, en principio, fue el de la Alcaldía de Bogotá o el de la Presidencia de la República. Incluso, podría pensarse que no son excluyentes, pues si llega a perder el Palacio Liévano en 2019, pero consigue un buen resultado, podría ser ya la cuota inicial para su aspiración a la Jefatura del Estado.
Todo ello, a su vez, dependerá en buena medida del resultado de la consulta anticorrupción. Siendo Claudia López una de las autoras y promotoras más activas de la iniciativa contra la corrupción, resulta evidente que, cualquiera sea el resultado, mantendrá esa bandera hacia adelante.
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Sea lo que fuere, por el lado de la Coalición Colombia ya hay, pues, a partir de esta semana, dos candidatos en lisa, sin saberse, por supuesto, hasta el momento, si habrán de dirimir las preeminencias a partir de una consulta popular interna. Fórmula, por lo demás, que no fue usada en la ocasión anterior y le impidió a ese grupo obtener una mayor cauda electoral de base.
Vargas volvió con fuerza
Al mismo tiempo es un hecho, de otra parte, el retorno de Germán Vargas Lleras al escenario político, luego también de haber quedado fuera de la lid en la primera vuelta de la última jornada electoral presidencial. Ahora, como director de la Fundación Carlos Lleras Restrepo y a través de la bancada de Cambio Radical, que tiene alrededor de 50 parlamentarios, y de la cual es el jefe natural, es el único que ha venido presentando proyectos de ley y actos legislativos con miras a subsanar las reformas por años represadas en Colombia. De tal modo, ha tomado ventaja sobre los demás en materia programática, al interior del Congreso, lo mismo que hoy goza de ascendencia sobre dos de los más importantes organismos nacionales: La Fiscalía General y la Contraloría General. En esta última resultó elegido uno de sus pupilos luego que el Gobierno se abstuviera de participar, el lunes pasado, en la elección parlamentaria.

No ha dicho, en modo alguno, Vargas Lleras que tiene aspiraciones presidenciales en el 2022. En todo caso, vuelve a ser una de las figuras preeminentes de la política colombiana, al mismo nivel de los expresidentes, como sucedió con la escogencia del Contralor General en estos días. No en vano, asimismo, es hoy el punto de encuentro de las bancadas de Cambio Radical y el partido de La U, configurando el mayor eje político del hemiciclo parlamentario.
Petro trata de posicionarse
En tanto, Gustavo Petro ya actúa como candidato en ciernes hacia el 2022, desde su curul de senador, estrenando la reforma que permitió al segundo en votos en las elecciones presidenciales acceder a un escaño. Su problema radica, por el momento, en que su movimiento político Colombia Humana no tiene asegurada su personería jurídica y, por lo tanto, no puede hacerse a las gabelas y favorabilidades que tienen los partidos declarados en oposición, de acuerdo con otras normativas electorales de último cuño.
En ese sentido, mientras las colectividades que lo acompañaron recibirán altas financiaciones y derechos preeminentes, Petro no tendría, salvo dictamen en favor del Consejo Nacional Electoral, mecanismos para consolidar la votación que legalmente representa en el Senado.

Este galimatías, propio del sistema electoral colombiano hecho a retazos, hace presumir lo que llaman el “fuego amigo” puesto que muchos de sus viejos coaligados parecerían quedar favorecidos con un nuevo escenario electoral sin mayor protagonismo del excandidato. No quiere decir ello, sin embargo, que Petro no sea desde ya la opción de ese bloque para 2022, luego de sacar ocho millones de votos.
Ramírez, muy ejecutiva
Del lado gubernamental, por su parte, parecería evidente que, sin decirlo, la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez resulta de antemano una opción a tener en cuenta para dentro de cuatro años, tras el amplio espectro de funciones delegadas por el presidente Duque. Si bien todavía no ha existido una directiva presidencial formal en la materia, como en su momento ocurrió entre el presidente Juan Manuel Santos y el vicepresidente Vargas Lleras, los nombramientos en algunos ministerios, como los de Transporte y Comercio, así como en la Consejería Presidencial para la Estabilización, permiten avizorar un sinnúmero de actividades combinadas, además, con temas anticorrupción.
De suyo, la Vicepresidenta fue clara en enviar un mensaje político y gubernamental en el sentido de que una cosa es la Administración y otra el Centro Democrático como partido de gobierno. A las primeras de cambio, del gobierno Duque, sin embargo, no se estableció una coalición mayoritaria en el seno congresional y el mismo Jefe de Estado fue enfático en no recurrir a lo que denominó el “transaccionismo”.
En el partidor hacia el 2022, entonces, el Centro Democrático parecería todavía no tener un nombre claro para esa contienda, salvo que Ramírez se consolide en ese propósito, aunque se sabe que, visto el gran resultado que le dio a ese bloque el uso de la consulta popular, habrá algunas aspiraciones en ciernes para participar en un evento de ese tipo.
Lo que viene
Dentro de todo el escenario anterior es de vital importancia, por tanto, mantener permanente sintonía popular. Terminada la etapa de la consulta anticorrupción y dependiendo de los resultados habrá un remanente mediático al respecto. Pero muy posiblemente se abra casi de inmediato el panorama electoral hacia los comicios regionales, en particular las grandes ciudades capitales. Dentro de ello gravita Bogotá como joya de la corona luego de la fuerte pugna entre Duque y Petro.
Pero como desde luego se trata de gobernar, y no solamente en las elecciones, el respaldo popular se mantiene como factor clave de las decisiones. Esta semana, por ejemplo, el expresidente Álvaro Uribe Vélez, que continúa siendo el eje gravitante de la política colombiana, hizo la propuesta de subir el salario mínimo de modo extraordinario y por una sola vez, tal cual había sido tema de campaña del Centro Democrático. Se anticipó por esa vía el expresidente para acolchonar las propuestas de poco arraigo popular que hizo el Gobierno, casi en paralelo, para incrementar el IVA a todos los productos de la canasta familiar.
En esa dirección, por igual, varios partidos políticos que en principio se avizoraban como progubernamentales han anunciado que se declararán, de acuerdo con la nueva ley, independientes. Esto significa, a su vez, que habrá respaldo para lo que se considere conveniente y oposición u obstrucción para lo que sea inconveniente. Mucho jugarán entonces las aspiraciones presidenciales porque muchas determinaciones partidistas se tomarán teniendo eso en cuenta, inclusive dentro del mismo partido de gobierno. De hecho, por ejemplo, una de las curiosidades que se vienen planteando desde que tomó posesión el presidente Duque es cómo el Centro Democrático parece tomar decisiones independientemente del criterio del Jefe de Estado, como aparentemente habría sucedido con el discurso del presidente del Congreso el 7 de agosto pasado.
Desde luego, parece bastante prematuro el anuncio de candidaturas presidenciales a menos de un mes de iniciado el gobierno. Nadie, no obstante, quiere quedarse sin una pica en Flandes… Por eso la baraja ya se comienza a configurar, en un gobierno de solo cuatro años y donde los primeros 100 días son la clave del futuro.