La sucesión en la Casa de Nariño se va a definir por lo que pase en las próximas ocho semanas. El pulso día a día entre las principales fórmulas presidenciales y vicepresidenciales será determinante para ir vislumbrando cuáles de ellas pasarán a la segunda vuelta. Aquí los ocho temas que inclinarán la balanza
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1. ALIANZAS Y CONTRALIANZAS: si bien en el borrador del tarjetón para la primera vuelta de las elecciones presidenciales del 27 de mayo aparecen siete fórmulas, no es seguro que todas ellas lleguen a las urnas. Tras el “café” que se tomaron esta semana los candidatos presidenciales Humberto de la Calle y Sergio Fajardo, el primero radicó ante el Consejo Nacional Electoral una consulta en la que pide aclarar si está obligado a ir a la primera vuelta o si, en caso de retirarse y plantear una alianza con el segundo, su colectividad tendría que pagar los 40 mil millones de pesos del presupuesto oficial que se invirtieron en la consulta liberal del pasado 19 de noviembre, en la que el ex jefe negociador gubernamental de paz fue escogido como candidato rojo.
El debate jurídico no es menor, ya que así como hay expertos que consideran que no habría castigo alguno al liberalismo como tampoco a De la Calle, otros sostienen que la ley 1475 es muy clara en que el aspirante escogido por consulta debe ir a la primera vuelta y no puede buscar antes de esta alianzas con otro, pues las sanciones no sólo serán para la colectividad sino para los dos candidatos. Tampoco se sabe qué pueda pasar con candidaturas como las de Piedad Córdoba y Viviane Morales, que si bien han dicho que irán hasta el final, podrían dar un paso al costado en cualquier momento y mejor optar por aliarse con uno de los punteros para evitar un desastre electoral el 27 de mayo.

2. EL VAIVÉN DE LAS ENCUESTAS: tras la tanda de sondeos de opinión de las últimas dos semanas, que resultó fuertemente impactada por el resultado de las consultas del 11 de marzo, marcando disparadas atípicas del aspirante uribista Iván Duque y el candidato de izquierda Gustavo Petro, es claro que pasada la Semana Santa y ya con todos los aspirantes en igual plataforma de exposición mediática y publicitaria, los sondeos deberían ajustarse a un escenario nuevo, en el que o se podrían ratificar las distancias que hoy marcan los punteros o estas podrían empezarse a recortar de forma sustancial. No hay que olvidar que las encuestas han sido muy volubles en los últimos cuatro meses, ya que a finales del año pasado todas beneficiaban al candidato Germán Vargas Lleras, luego poco a poco empezaron a mostrar en punta a Sergio Fajardo, que después le cedió el lugar a Gustavo Petro, que ahora pasó a ser el segundo en los sondeos, siendo ampliamente superado por Duque, a partir de los resultados de las consultas interpartidistas. ¿Qué pasará ahora? Nadie lo sabe. Todo es posible y caben todas las hipótesis, según la orilla política desde la que se proyecten. Y, como si fuera poco, siempre están los que recuerdan que las encuestas se han descachado en forma muy grave, como ocurrió en el plebiscito refrendatorio de paz en octubre de 2016. Como desde entonces no hay mayores correctivos, nada impediría una nueva equivocación general de las mismas.
3. LOS DEBATES TELEVISIVOS: más allá de la honda penetración de las redes sociales e incluso de la ofensiva publicitaria que esta semana la mayoría de los candidatos comenzará en forma, es claro que los cara a cara de los aspirantes en televisión serán determinantes para definir el escenario de las preferencias electorales. Siempre lo han sido y por más que algunos ‘gurús’ políticos digan que ya no tienen el peso de antes, lo que han demostrado los más recientes comicios presidenciales en todo el planeta es que los debates televisivos pueden disparar una candidatura o hundirla indefectiblemente. No se ve un hecho objetivo que señale que en Colombia se puede presentar una situación distinta.

En medio de una opinión pública muy polarizada, los cara a cara permiten a los electores medir aspectos clave a la hora de definir el voto, como el carisma, la coherencia programática e ideológica, la experiencia de tal o cual para manejar situaciones de crisis, e incluso la misma capacidad de impactar al ciudadano. Habrá lupa de millones de personas sobre las respuestas, réplicas y discusiones que den sobre temas muy complejos como el futuro del acuerdo de paz, las políticas de orden público, reformar o no lo relativo al porte de la dosis mínima de drogas, si subirán o no los impuestos o la edad pensional, qué hacer con la negociación del Eln, cómo solucionar la crisis en el servicio de salud, la mejor estrategia para acabar con la corrupción … Cada respuesta será clave y puede, como se dijo, disparar o hundir a un candidato.
4. LA CAMPAÑA PUBLICITARIA: en vista del escenario que han mostrado las últimas encuestas, con Duque y Petro muy arriba y el resto de los aspirantes descolgados, es evidente que todas las campañas apuntarán a que su publicidad, sobre todo en medios masivos como la televisión, sea lo más impactante y directa posible.
El escenario está muy caldeado y es seguro que las pautas publicitarias en televisión, radio, prensa y redes sociales serán muy agresivas y con señalamientos directos a las virtudes de cada candidato y los errores o falencias de los rivales. Si bien es cierto que desde distintos sectores se han escuchado llamados a morigerar los discursos y pronunciamientos, ya en materia publicidad política la cuestión será a otro precio. “… Aquí no quedará títere con cabeza”, le dijo a EL NUEVO SIGLO un veterano estratega publicitario respecto a lo será el alud de cuñas que todas las campañas pondrán al aire. Ya en 2014, sobre todo con las cuñas de Juan Manuel Santos (el recordado comercial de “doña mechas y juanpa”) y de Zuluaga (como el de “la señora de las naranjas”), se dio un ejemplo de cómo un comercial proselitista puede sumar o golpear muy duro a un candidato y la imagen que proyecta. En esa ocasión, estos dos comerciales fueron objeto de muchos análisis y los dos candidatos terminaron trenzados en fuertes controversias frente a los mensajes que cada uno de ellos transmitía. Al final fue claro que Zuluaga terminó más desfavorecido y Santos ganó ese pulso.
5. PULSO DE VICEPRESIDENCIALES: otro de los flancos clave en estas ocho semanas que restan antes de la primera cita en las urnas será el relativo a cuánto sumarán o cuánto restarán las respectivas fórmulas vicepresidenciales a sus respectivos candidatos. No se exagera cuando muchos analistas y observadores políticos señalan que la nómina de segundos a bordo es una de las más completas y experimentadas desde que se creó esta figura en la Carta del 91. Baste con decir que hay dos excandidatas presidenciales como Marta Lucía Ramírez y Clara López, un exministro de Defensa y excandidato presidencial como Juan Carlos Pinzón, la beligerante senadora Claudia López o la no menos peleadora Ángela María Robledo… Unidos todos ellos a personajes de menor impacto público pero con suficiente fondo jurídico o académico como el exmagistrado Jaime Araujo o Jorge Leyva Durán. Los debates entre estos candidatos vicepresidenciales tendrán mucho escenario y eco.
No sería la primera vez que lo que diga, haga o transmita el aspirante a segundo a bordo ayude a disparar o enfatizar la imagen de su candidato, o tenga un efecto negativo sobre la misma. Hay muchos flancos débiles de los presidenciables que sus compañeros de fórmula deben ayudar a neutralizar o saber replicar con suficiencia y discursos creíbles. Además, tratándose de una nómina con semejante peso específico, es claro que la competencia entre ellos será sin cuartel. Desde el punto de vista político y electoral parecería evidente que lo que los candidatos a ‘vice’ pueden sumar o restar, ya prácticamente está contabilizado.
6. DEFINICIONES DE LA U Y CONSERVADORES: como se ha reiterado en varios análisis sobre el panorama de la campaña, el escenario político y electoral podría cambiar de forma sustancial una vez los partidos de La U y los conservadores definan a cuál de los candidatos presidenciales van a apoyar. Las cumbres de bancada y directivas que se han realizado después del 11 de marzo hasta ahora no han dado luz verde a ningún tipo de alianza. Es más, a medida que han ido pasando los días sin que se sepa cuál es el destino de cada una de esas colectividades, lo que se ha evidenciado es que el riesgo de división es mayor. Por el momento se sabe que las mayorías de ambos partidos tienen un pulso interno en torno a si respaldan a Germán Vargas o Iván Duque. El primero ha intentado acercamientos más del orden institucional, con acuerdos programáticos a bordo, en tanto que el segundo se ha enfocado más en una estrategia de contactos ‘gota a gota’. Tanto en la campaña del ex vicepresidente como en la del senador uribista hay cuentas muy distintas sobre los apoyos que han logrado concretar. La posibilidad de que La U o los conservadores piensen en otra opción es bastante lejana. Es más, en La U no cayó nada bien que De la Calle, muy abajo en las encuestas, esté pensando en una alianza con Fajardo. Por ahora lo único que se sabe es que el miércoles y el jueves habrá nuevas cumbres de directivas y bancadas para seguir analizando qué camino tomar.

7. DEL 11 DE MARZO AL 27 DE MAYO: una de las mayores incógnitas que tienen que despejarse en las próximas ocho semanas, pero sobre todo en las urnas, es la referente a qué tanto del mapa político que marcaron las elecciones parlamentarias se refleja en la contienda presidencial. Es claro que este tema ha estado muy subvalorado, ya que mucho del foco mediático y político en las últimas tres semanas ha estado centrado en la controversia por las encuestas y los rifirrafes diarios entre los candidatos. Sin embargo, poco se ha analizado sobre la forma en que se están moviendo no sólo los congresistas que salieron electos, sino los que se ‘quemaron’ el 11 de marzo o no se postularon para repetir escaño. Es claro que aquí hay un juego político y electoral muy interesante. Se sabe, por ejemplo, que ya en algunas colectividades, como el liberalismo o el mismo Polo, la primera con candidato propio y la segunda en coalición con Fajardo, crecen las voces que consideran que debería decretarse la libertad para apoyar a otros aspirantes. En las toldas rojas, por ejemplo, hay una rebelión interna muy grave, no sólo por las decisiones de De la Calle con respecto a Fajardo (en la Alianza Verde y el Polo hay sectores que tampoco comulgan con esta posible coalición de última hora), sino por el rol del expresidente César Gaviria como jefe único. Cambio Radical se mantiene firme en torno a Vargas, en tanto que en La U y los conservadores muchos dirigentes empiezan a tomar partido sin que sus directivas hayan decidido qué hacer. Tampoco se sabe qué pasará con el millón de votos que sumaron para el Congreso los dos partidos de origen religioso. Sus convenciones sólo serán en abril.
8. ¿QUÉ HARÁ SANTOS?: en los últimos días desde el Centro Democrático se incrementaron las voces críticas que insisten en que el presidente Santos ya se está moviendo tras bambalinas para beneficiar a determinado candidato con tal de atravesársele no sólo a la posibilidad de que el uribismo -su máximo enemigo político- vuelva al poder, sino para que tampoco la izquierda radical de Petro sea su sucesora. Desde la Casa de Nariño replican que el Presidente ha mantenido prudente distancia del escenario de la campaña y que los señalamientos sobre una parcialidad del Ejecutivo para con Vargas Lleras o De la Calle son simplemente tácticas de campaña de Duque y Petro para mantenerse arriba en las encuestas.
Sin embargo, lo cierto es que Santos es el jefe natural de La U y sería ingenuo concluir que las directivas de ese partido (en cabeza de su exministro Aurelio Iragorri) van a tomar una decisión sobre a cuál candidato presidencial apoyar, sin tener en cuenta el pensamiento o el guiño del Jefe de Estado. ¿Cuándo se moverá Santos? ¿Ya lo está haciendo? ¿Pedirá a La U que apoye a su ex vicepresidente o a su ex jefe negociador? ¿Le pasará por la mente que, incluso, sería menos malo que Petro llegue al poder antes de que lo haga el uribismo? ¿Esperará mejor a que pase la primera vuelta el 27 de mayo y allí sí, en un escenario más claro, intervenir directa o indirectamente? Muchas preguntas que sólo podrán despejarse en las próximas 8 semanas.