
El arte circense callejero ha estado presente en Bogotá desde épocas inmemoriales. Muestra de ello, es el reciente suceso que sorprendió a los transeúntes del sector de San Victorino: un hombre en los cielos cruzaba una cuerda de más de 100 metros sostenido solo por un cable de seguridad en caso de que perdiera el equilibrio y cayera.
Se trata de Hugo Armando Moreno Zambrano, un bogotano de 29 años que encontró en el ‘Highline’ una terapia contra los miedos y tropiezos de la vida. EL NUEVO SIGLO habló con él sobre la preparación del acto sin precedentes. Esta es su historia.
Vive en la localidad quinta de Usme, su infancia se desarrolló en el barrio Olivares muy cerca del Parque Ecológico Distrital de Montaña, Entrenubes. “Mi primer acercamiento al arte circense fue en un momento difícil cuando no tenía rumbo y estaba en mal camino. Empecé a hacer malabares en los semáforos para pagarme un curso de fotografía que hice en ese momento y después me fui a viajar por Ecuador y Perú durante un año”, relata Hugo.
Un camino sin retorno
Al regresar a Bogotá, Hugo le propuso a su hermano continuar viajando. No obstante, su contrapropuesta marcaría el destino de este temerario artista. “Mi hermano me dijo: parce, ¿por qué mejor no entrenamos circo y lo volvemos una profesión? La vida solo tiene un orden, y encontramos en el Centro Juan Bosco Obrero en la localidad de Ciudad Bolívar el primer Técnico Laboral en Artes Escénicas y Circenses avalado por el Ministerio de Educación. Para nosotros esto fue un impulso para continuar motivados”, recordó.
El Centro Juan Bosco Obrero es el único lugar que ofrece un técnico laboral en arte circense. Una iniciativa en convenio con el SENA que tiene el propósito de entregar a los artistas una certificación avalada por la Secretaría de Educación, que les ayuda a constatar en el campo laboral sus estudios en el área.
Este paso les permitió establecer contacto con el profesor Roberto Cicles de la Escuela Nacional de Circo de Cuba.
“Él fue nuestro gran maestro y papá del circo con quien nos profesionalizamos en técnicas acrobáticas de grupo. Fuimos a festivales, trabajamos en el exterior, estuvimos en Turquía, en el Festival Internacional de Artes Vivas Loja y hemos participado en otros espacios culturales más comunitarios y sociales alrededor de todo el país. Llevamos más de 10 años dándole a esto del circo”, expresó.
Durante su viaje a Ecuador y Perú, el artista sobrevivió trabajando en los semáforos y haciendo espectáculos callejeros en las plazas para la gente.
Su enfoque en el Highline
El Highline es la última evolución del equilibrismo. Su principal diferencia con la técnica de la cuerda floja corresponde al nivel de altura en el que se desarrolla esta práctica; pues consiste en transitar y permanecer en una cinta suspendida a más de 30 metros de altura. La disciplina pone a prueba el estado físico, emocional y mental.
“Me enfoque en el Highline porque es una práctica muy parecida a la cuerda floja en el circo. Viene del deporte de equilibrio llamado Slackline en el que se usa una cinta que se engancha entre dos puntos de anclaje, generalmente árboles, y se tensa”, explicó Hugo.
La modalidad de Highline está denominada como deporte extremo. Se usa una cinta de nailon que se ancla entre dos puntos y se tensa con el objetivo de mantener el equilibrio en la cuerda, poder caminar hacia adelante y atrás, poder dar saltos y hacer piruetas. Surgió de otros deportes como el montañismo o el salto base. Su origen se remonta entre los años 1980 y 1990 con el francés Patrick de Gayardon quien falleció en 1998 en una de sus exhibiciones.
“Es una hermosa terapia psicológica, contra los miedos y los tropiezos que tiene la vida. ‘Así lo analizo yo’: el highline es el mismo camino de la vida porque uno se cae y se levanta y así varias veces. Cuando empiezas es terrorífico sentarse en la línea y ver lo larga que es, sentir que no sabes cómo pararte, que no hay nadie que te apoye. Es una práctica que se hace en comunidad, pero el espectáculo sobre la cinta es muy personal, de cada uno, un sello propio”, reflexionó el artista.
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La preparación
Moreno, explica que la preparación para el Highline toma como base el aprendizaje de varias prácticas, iniciando con el Slackline en un lugar seguro como un parque o un gimnasio.
“En un parque puedes colocar una cuerda a más de 20 centímetros de altura para que tengas una reacción ágil y logres sostenerte. Hay formas de enseñar y técnicas como el tibetano, pero lo adaptamos al Highline para que las personas crucen la cinta y empiecen a experimentar el equilibrio”, señala.
Para llevar a cabo esta práctica se requiere un estado físico óptimo, puesto que la cinta expone a quien la cruza a caer al vacío. En consecuencia, la estabilidad mental en materia de romper los miedos también cumple un papel importante.
“Se debe tener una preparación psicológica y un buen acompañamiento. Debemos exponernos a retos y volvernos amigos del miedo para lograr efectuar correctamente esta práctica. El Highline al comienzo es un reto, pero cuando tienes práctica te da felicidad, te ayuda psicológicamente, es un excelente deporte y generas muchos lazos con las personas. Es hermoso”, sostiene.
El gran día
El domingo 16 de abril a las 10:00 a.m., Día Internacional del Circo, inició el gran show de equilibrismo en el que artistas pertenecientes a diversos centros y colectivos culturales, entre ellos La K Zona, cruzaron una cuerda floja desde el Edificio Neos hasta el Edificio del Banco de la Costa, en el centro de Bogotá.
“En esta oportunidad La K Zona nos apoyó mucho a generar las conexiones con los administrativos de los dos edificios que utilizamos para esta hermosa exhibición. El proceso para brindar este espectáculo fue muy lindo porque nunca imaginamos que llegara a convertirse en este ¡boom! Nosotros abusamos y pusimos dos cintas, el día del montaje fue increíble”, recordó.
El circo, una familia
Con vehemencia, el artista urbano comparte que el circo representa en su vida amor, amistad, sudor, disciplina, lágrimas, felicidad, tristeza y nostalgia.
“Es todo para mí, es el lugar en el que puedo soñar. Por eso invito a los lectores de El NUEVO SIGLO a que luchen por sus sueños, que si tienen temor a algo lo enfrenten, que abracen siempre a sus familias y que apoyan el Highline y al circo”, concluyó.