
EL 3 DE AGOSTO de 1973 en el barrio Santa Fe, Localidad de Los Mártires, fue fundado el Museo del Ser Humano conocido anteriormente como “Museo Exposición El Hombre”. Lo que empezó como una idea del doctor Alfredo León Fernández, médico pediatra de la Universidad Nacional de Colombia, docente de morfología, Anatomía Humana y Embriología; se convirtió con el paso de los años en un referente histórico y un patrimonio cultural de Bogotá.
“En la década de los años 60 cuando él era muy joven y empezaba en su campo profesional vio la ausencia de un material académico que pudiera servir para que los grupos de medicina y ciencias afines pudieran complementar los conocimientos recibidos en el aula de clase. Le surgió la idea de empezar a solicitar asesoría y permisos para adquirir tejidos humanos con fines académicos, lo comentó al rector y a las personas de esa época. Ellos notaron que era un proyecto visionario, lo apoyaron y lo respaldaron. Es así como dan los permisos y comienza esta maravillosa travesía”, relató Melba León, directora del Museo y quien ha estado a la cabeza durante 33 años.
La colección de este místico lugar, compuesta por 270 tejidos en perfecto estado, está repartida en ocho salas. Allí, una a una sus urnas, recuerdan a los visitantes la fragilidad del ser humano.
“Yo estoy muy agradecida por sentir esa satisfacción enorme que me da cada grupo que sale convencido de lo que hemos podido revisar, desde las primeras 30 horas de un bebé hasta el ser adulto. Es un recorrido que nos lleva a pensar, reflexionar y corregir conductas, hábitos y nos enseña la importancia del autocuidado para una máquina maravillosa como lo es el cuerpo humano por dentro y por fuera”, sostuvo Melba con emoción.
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Un aporte a la Cultura
El Museo del Ser Humano es patrimonio educativo y cultural de Colombia. A su vez, por el sector en el que está ubicado, alberga múltiples historias y memorias de quienes cruzan por sus calles.
“La población bogotana de barrios como La Favorita, Teusaquillo, Palermo, Galerías, Santa Fe, Samper Mendoza y hacia el oriente, han guardado una memoria histórica importante en la evolución de la ciudad a través de la conservación de sus espacios arquitectónicos. Los museos juegan un papel importante en esto, más por aquellos que, desafortunadamente han tenido que cerrar por cansancio, falta de apoyo, porque las colecciones no resistieron el clima, el tiempo y desaparecieron o las personas que estaban dirigiéndolo ya no están”, reflexionó Melba.
El doctor León, fundador del Museo del Ser Humano, falleció hace dos años; no sin antes dejar un legado y un mensaje a través de esta exhibición.
“Él se fue muy contento y satisfecho de la labor realizada y de que el Museo siguiera por muchos años más. Inició la exhibición con 90 tejidos y estuvo entre dos y ocho años cada tejido, o sea que hay muchas horas de trabajo, mucha dedicación, mucho compromiso, para el resultado hermoso que nos hace explorar cada una de estas maravillas que queremos tocar con los ojos”, sostuvo.
La superación de múltiples retos
Melba relata con desdén que el Museo del Ser Humano ha afrontado circunstancias difíciles desde sus inicios, no solo por cuenta de personas inescrupulosas que desconocen la importancia de este lugar, sino también por falta de apoyo de la ciudadanía misma y de las entidades gubernamentales, de quienes jamás han recibido ningún tipo de respaldo.
“Nuestro museo fue fundado con recursos propios y después de 50 años sigue siendo así. A veces la boletería no alcanza y se deben pagar impuestos, arriendo, servicios que comercialmente hablando son más costosos. Cumplimos con todo lo de ley y eso hace que siempre el ingreso sea menor a lo que se requiere para sustentar una casa museo como debe ser”, explicó.
La inseguridad del sector ha imposibilitado que el Museo atraiga visitantes a través de elementos como avisos, banderas o esculturas. Sus vidrios y puertas han sido violentados en repetidas ocasiones por vándalos que rompen las ventanas y hacen grafitis en las paredes.
“Aquí no se puede tener esa clase de objetos porque no duran ni un día. Esto es bien triste, son retos que tenemos que asumir nosotros en gasto. Solo nos queda respirar y seguir adelante. La gente habla sin tener observaciones positivas, solo quejas. Eso cansa, aburre y frustra, pero seguimos con la misma alegría, entusiasmo y compromiso para atender a cada visitante de la mejor manera posible” sostuvo Melba con una resiliencia admirable.
Manteniendo vivo a un museo de muertos
El Museo del Ser Humano, bajo la dirección de Melba León, ha tenido que adaptarse a la era digital en aras de continuar siendo un referente histórico en el país. Para ello, asisten constantemente a diversos espacios académicos como la Academia Nacional de Historia, la Academia de Medicina, guías de turismo y en Maloka como asesores formadores desde hace más de 10 años.
“Nosotros actualizamos todos nuestros portales, se abrió la página web para ofrecer recorridos virtuales tras la pandemia y mi sorpresa fue que nadie quiso tomar la alternativa de una visita virtual, preferían venir directamente. Seguimos muy activos en esa parte digital, cambiando el modo de pago, haciéndonos más resonantes a las necesidades que tenían los docentes, los directivos y nuestros aliados de siempre como profesores e instituciones”, resaltó.
Además, señaló que el Museo del Ser Humano ha visto pasar por sus salas a varias generaciones que llegaron como estudiantes de colegio y regresaron como médicos profesionales, instando a sus hijos a conocer esta joya científica bogotana. “Esas cosas lo llenan a uno de satisfacción y de alegría para seguir llevando el mensaje y cumplir con la misión que tenemos con esta colección”.
Actualmente, el Museo no ha adquirido tejidos nuevos puesto que la atención de su directora ha estado en custodiar y preservar los que ya se tienen a través de las técnicas como taxidermia, inclusión en acrílicos, corte y tensión de tejido para mirarlo al microscopio, momificación de estructuras, diafanización de hueso, inyección y corrosión, plastinación e inmortalización natural. “Ya tengo un corazón inmortalizado naturalmente y esa inmortalización ocurrió acá dentro del museo, o sea que ese tejido no tiene químicos”, explicó Melba León.
Los interesados en asistir al Museo del Ser Humano, ubicado en la calle 23A # 18-90 detrás del Cementerio Central, podrán hacerlo de lunes a sábado a la 10: 00 a.m.,11 a.m., 2:00 p.m., y 3:00 p.m. Para mayor información, podrán acceder a la página web del Museo.
“Es un espacio académico, un sitio de reflexión en donde nos enfrentamos a la vida y a la muerte”, concluyó.