EL CAMBIO DE TERCIO PARA DIRIGIR EL PAÍS | El Nuevo Siglo
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Martes, 26 de Septiembre de 2023
Pablo Uribe Ruan

En la primera sesión de investidura, Alberto Núñez Feijóo llegó al atril del Congreso de los Diputados sabiendo de antemano que no contaba con los 176 escaños suficientes para formar gobierno y ser investido como jefe del mismo. “¿Por qué no quieren que estemos aquí?”, preguntó ayer en los primeros minutos de su discurso.  

“Esta sesión de investidura nos retrata a todos, retrata a un candidato libre para cumplir su palabra con los electores, y a quien no lo hizo ni lo hará. A quien antepone el interés personal por el general, y el que no”, respondía el líder del Partido Popular (PP) a tal pregunta, dirigida al jefe de Gobierno, hoy en funciones, Pedro Sánchez. 

España, con un sistema parlamentario y una monarquía constitucional, obliga al candidato investido por el rey a presentar su modelo el gobierno ante el pleno del Congreso. Feijóo pudo haberse abstenido de subir al atril. Esa opción, sin embargo, representaba una renuncia a su espíritu democrático, cuya base es el respeto a las instituciones por encima de cualquier situación política. 

Sin molestias, Feijóo acató las disposiciones constitucionales y habló por 1 hora y 43 minutos en un discurso pactista y dialogante en el que defendió las ideas y la Constitución y se opuso, por obligación moral, ante todo, a lo que para él significa Pedro Sánchez: rompimiento del orden constitucional español, decrecimiento económico y crispación política. Que más que esta oportunidad para hacerlo. 

En su discurso, Núñez Feijóo recordó que en la historia de España ha sido habitual que el partido más votado en las elecciones generales gobierne, independientemente de contar o no con las mayorías suficientes. “Esta sesión de investidura trunca su relato, y les recuerda el resultado del que han renegado desde la misma noche electoral”, dijo. 

En 1996, el Psoe apoyó a José María Aznar absteniéndose de votar en contra de su investidura. Para Feijóo este era el camino natural que debió haber tomado el partido socialista luego de las elecciones del pasado 23 de julio, en las que el conservador Partido Popular logró más escaños, pero no los suficientes para gobernar. 

Lejos de ese pactismo de la transición se encuentra la España de hoy. El PP y el Psoe son incapaces de llegar acuerdos mínimos y se refugian en sus alianzas con partidos de extrema, que tensan más el debate público. Feijóo, sin embargo, parecía la excepción a esta tendencia. Durante estos meses dialogó con Sánchez intentando revivir, sin éxito, el espíritu de la transición a la democracia de los años 1980, durante los cuales ambos partidos transformaron el país a partir de pactos de Estado.

En su discurso, Feijóo insistió en revivir el espíritu de la transición. “Tampoco estaríamos inventando nada. Solo reeditando el mismo método que hizo posible nuestra mejor Historia. El que aplicaron Miquel Roca o Jordi Solé Tura. El que hizo posible el abrazo de Fraga y Carrillo. Y el que permitió también la mayor prosperidad económica y social”, lanzó con fuerza el líder popular.

El deseo del líder popular ha quedado en una aspiración irrealizable. El socialismo español juega la política con nuevas cartas que desconocen el pactismo y fomentan los bandos, por lo visto en los últimos dos meses. 

Feijóo no sólo se quedó en el campo de las aspiraciones y los deseos para unir a España. Propuso en su discurso que se incorpore el delito de “deslealtad constitucional”, un instrumento que permita en el futuro que un jefe de Gobierno que busque subvertir el orden constitucional sea procesado por ir en contra de la constitución. Hacía referencia implícita a Sánchez y el otorgamiento de “privilegios a quienes pusieron en grave riesgo la convivencia”, como los líderes independentistas catalanes, hoy objeto de una posible amnistía. 

La futura amnistía política es el eje de la división en España. Sánchez ha prometido amnistiar a Carles Puigdemont y otros líder independentistas a cambio de los seis escaños con los que cuenta Junts per Catalunya, el partido del fugado líder catalán. Al PP esta posibilidad le parece un quiebre del estado de Derecho, luego de que los tribunales españoles sentenciaran a los líderes del procés por malversación de fondos y sedición, entre otros delitos. 

En la barrera

Desde los escaños parlamentarios, Sánchez, que desistió de ejercer la réplica a su discurso y en su reemplazo envió a un exalcalde de Valladolid y diputado socialista, Óscar Puente, miraba furtivamente. Así creyó que podía descolocar al líder del PP con una movida de último momento, que lo llevara a desvariar en sus ataques dirigidos contra él. “Tiene miedo”, le gritaban diputados del PP al jefe de Gobierno en funciones, minutos previos a que comenzara la sesión de investidura.

En su reemplazo, Puente subió al atril con un discurso cargado de ataques contra Feijóo. “Si hay una cosa por la que pasará usted a la historia es por haber resuelto el dilema que le dejó pendiente el señor (expresidente del PP Pablo) Casado. Asociarse con la extrema derecha o aislarla. (…)”, ha recordado Puente, quien ha acusado a Feijóo de decidirse sin “ningún esfuerzo a favor de pactar con Vox”. 

El enviado de Sánchez no escatimó esfuerzos para desafiar cada punto presentado por el líder conservador. Frente a la posibilidad de añadir el delito de “deslealtad constitucional”, dijo: “Fuera de la Constitución no hay democracia. Llevan cinco años ustedes fuera de la democracia. Tantos años como llevan negándose a renovar el Consejo General del Poder Judicial”.

Al mejor estilo de Sánchez, Puente pasó la raya cuando comparó a Feijóo con Fariña, una familia de narcotraficantes de Galicia a la que Netflix le ha hecho una serie. Es usted del PP 'pata negra'. Del PP más rancio. Forma parte usted del PP de Galicia, esa gran familia retratada en Fariña. Intentó esconder su relación con un narco cultivada durante ocho años”, dijo, en referencia a una foto del líder del PP con el narco Marcial Dorado. 

La larga noche culminó con lo que todos ya sabíamos: Alberto Núñez Feijóo no logró los 176 escaños para convertirse en jefe de Gobierno. El viernes, en el segundo debate de investidura, se votará esta vez buscando más síes que noes.

 El líder conservador, Alberto Núñez Feijóo, calificó de "lamentable" que el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, no haya hecho la réplica en el debate de investidura. “Me pedía seis debates en la campaña electoral y ahora no es capaz de hacer el segundo", le dijo.