La decisión del Comité Paralímpico Internacional (IPC) en torno a permitir que los deportistas rusos y bielorrusos participen bajo bandera neutral y en estrictas condiciones de neutralidad en los Juegos Paralímpicos de París-2024, abrió una fuerte controversia a nivel global.
Como se sabe, desde febrero del año pasado los deportistas rusos en múltiples disciplinas fueron vetados de competiciones internacionales, continentales y mundiales, esto como una forma de sanción al gobierno de Vladimir Putin por la invasión a Ucrania, que ya superó el año y medio de hostilidades y no se ve a corto plazo una solución pacífica. Por el contrario, a medida que pasan los meses el conflicto se hace más cruento y el pulso geopolítico y bélico entre Moscú y Occidente se incrementa, al punto que semanas atrás ya se autorizó la entrega de aviones de combate a Kiev, mientras que Moscú insiste en poner en alerta su arsenal nuclear.
Así las cosas, siendo claro que las sanciones políticas, económicas y diplomáticas no han afectado de manera sustancial al Kremlin, se abrió una discusión en torno a si los deportistas rusos y de Bielorrusia (que apoya a Putin) deben seguir siendo excluidos de las competencias internacionales, más aún porque los ucranianos sí continúan con las puertas abiertas en todos los torneos y competencias, incluso con condiciones especiales e invitaciones extraordinarias, esto como una muestra de solidaridad global con la nación agredida.
En ese orden de ideas, la decisión del Comité Paralímpico Internacional (IPC) al descartar una suspensión completa de los representantes de esos dos países y permitirles competir bajo una bandera neutral generó dos tipos de reacciones.
Una primera que respalda lo definido por la instancia paralímpica (en la que participan atletas con distintos grados de discapacidad física), bajo la tesis de que no se puede seguir castigando a los deportistas de cualquier nación por las acciones de sus gobernantes.
Del otro lado, están quienes consideran que, si bien se entiende que los atletas rusos y bielorrusos no son culpables de las decisiones de Putin, el hecho de permitirles participar en unas justas orbitales va en la peligrosa dirección de disminuir las sanciones a ese gobierno, así como de ‘normalizar’ una situación tan grave como lo es una invasión a otro país.
Sin embargo, no hay que olvidar que ya en marzo pasado, el propio Comité Olímpico Internacional recomendó a las federaciones internacionales autorizar la participación de los deportistas rusos y bielorrusos, como atletas individuales neutrales, en las competiciones internacionales.