* Una propuesta moderna y equilibrada
* Radicalismo del proyecto gubernamental
Una de las mayores críticas a los dos proyectos de reforma laboral presentados por este Gobierno al Congreso se dirige a que la legislación que proponen es marcadamente anacrónica y no genera de manera efectiva empleo permanente y de calidad, como tampoco responden a la realidad del mercado del trabajo. Por el contrario, tanto la primera iniciativa (que se hundió en junio pasado) como la radicada hace tres semanas crean una serie de prebendas salariales y sindicales tan atípicas como inviables, que no solo atentan contra la sostenibilidad de las empresas y demás empleadores, disparando la ya de por sí alta informalidad y el llamado ‘rebusque’, sino que inmovilizan y desequilibran el aparato productivo, a tal punto que ponen en peligro no menos de medio millón de plazas, entre otros efectos lesivos.
Frente a ese escenario complejo debe resaltarse el espíritu y alcances del proyecto de reforma laboral que radicó esta semana el partido Conservador, cuya principal característica es que propende por la generación concreta de empleo, acudiendo para ello a una modernización de la legislación, regulando la realidad de los flujos y tipologías actuales de oferta y demanda, gestionando un equilibrio más funcional entre deberes y derechos de trabajadores y patronos así como estableciendo marcos normativos prácticos que faciliten aplicar las garantías de protección a los desempleados, avanzar hacia una verdadera formalización laboral, al igual que transparentar el sistema de contratación y de cotización a la seguridad social.
En ese orden de ideas, el proyecto parte de premisas muy claras. La primera de ellas es que el ajuste a la legislación debe hacerse con base en la realidad del mercado del trabajo en Colombia. Hecho el diagnóstico queda claro que se necesita una flexibilización regulada y adaptación normativa a las nuevas formas de empleo (sobre todo las impuestas por el avance tecnológico), evaluar el tipo de mano de obra calificada y no calificada que están demandando las empresas, diferenciar la variabilidad de las personas naturales y jurídicas contratantes, sopesar la multiplicidad de tareas, productos y servicios que se ofertan, así como proyectar reglas del juego para garantizar salarios proporcionales, solidez de la relación contractual e, incluso, asistir a quienes pierden sus plazas y requieren apoyo no solo para sostenerse temporalmente sino para capacitarse y acceder a otras plazas.
Así las cosas, la iniciativa conservadora genera un sistema integral en donde, por ejemplo, las empresas que creen empleos recibirán un estímulo económico del Estado, sobre todo si contratan mujeres, jóvenes o personas en condición de discapacidad o próximas a jubilarse que requieren completar los requisitos del caso. También se instaura un subsidio al desempleo que se otorga con un mecanismo de rehabilitación laboral y no como un mecanismo meramente asistencialista. El proyecto avanza, igualmente, en un objetivo muy debatido en el país, pero no concretado hasta el momento: la regulación eficiente del trabajo en plataformas digitales. En ese mismo sendero de modernidad legislativa, se establece un salario mínimo por hora, con esquemas predeterminados para los aportes a seguridad social y garantías de protección al trabajador. Así mismo se amplía el rango para que las empresas contraten más aprendices. Todo ello cobijado por una normatividad que hará más transparente y asequible el sistema de contratación, con miras a disminuir la conflictividad por demandas laborales. De hecho, se limitan a cuatro años las prórrogas de los contratos a término fijo, esto con el fin de darles más garantías al empleado.
Uno de los aspectos más novedosos del proyecto de ley del conservatismo es la posibilidad de que empleado y empleador puedan pactar una semana de cuatro días laborales y tres de descanso, manteniendo la jornada de 47 horas. Este sistema ya es aplicable, pero requiere una reglamentación muy clara que esta iniciativa avanza sustancialmente.
Hay otros planteamientos en el proyecto que van en la misma dirección de aumentar la calidad del trabajo y su remuneración, como es el caso del incremento del valor del recargo dominical al 100%. También se abre la posibilidad de que trabajador y empleador puedan liquidar mensualmente primas y cesantías…
Como se ve, la propuesta conservadora dista mucho de la gubernamental, cuya radicalidad y anacronismo no solo frenó su avance en el trámite parlamentario, sino que dinamitó las mayorías oficialistas en Senado y Cámara. El proyecto de la colectividad azul no solo resulta más moderno, equilibrado y funcional, sino que ajusta muchas zonas grises contractuales. Y, lo más importante, la bancada considera clave un debate abierto, ponderado y multidisciplinario para enriquecer la iniciativa. Ejecutivo, partidos, gremios, sindicatos, empresarios, academia y opinión pública… Todos están convocados a una discusión crucial para millones de colombianos. El Congreso tiene la palabra.