Una vez más las Fuerzas Militares y el país en general están de luto. Las disidencias de las Farc asesinaron en zona rural del municipio de Cumbitara, en Nariño, a un teniente y tres soldados profesionales. Lamentablemente el saldo fatal de uniformados que han caído en combate o fueron asesinados en actos de sicariato, incluso estando de civil y fuera de servicio, aumenta de forma dramática en lo corrido de este año.
No se puede perder de vista que las disidencias o ‘Estado Mayor Central’, grupo residual de las Farc, es una de las organizaciones criminales con las que el gobierno Petro está adelantando diálogos de paz, al punto que en próximos días o semanas se instalará la mesa de negociación, siendo el cese el fuego uno de los primeros puntos a tratar por las partes.
Queda claro que la voluntad de paz de las disidencias es cada día más dudosa, ya que mientras insisten en acelerar el proceso de paz, asesinan a civiles e integrantes de la Fuerza Pública en distintas zonas del país.
Es imperativo que las Fuerzas Militares redoblen sus operativos contra las disidencias de las Farc, incluso acudiendo a operaciones de alto espectro y multidisciplinarias. No se puede permitir que la Fuerza Pública continúe recibiendo estos golpes graves, más aún en zonas en donde es claro que el narcotráfico y sus delitos derivados son la principal fuente de financiación de estas facciones ilegales y asesinas.
No pocos analistas han advertido que los grupos residuales de las Farc (tanto el ‘EMC’ como la llamada ‘Nueva Marquetalia’) lanzaron una escalada violenta con miras a fortalecerse de cara a las tratativas de paz con el Ejecutivo, cuyas políticas enfocadas en el tratamiento penal flexible de los criminales de toda laya están actuando como una especie de ‘incentivo perverso’, en donde estos factores de delincuencia común y organizada buscan arreciar lo más posible sus actividades como eje de presión en pos de conseguir una mayor cantidad de gabelas en la negociación.
El Gobierno, que con una frecuencia cada vez mayor está enviando mensajes de pésame a las familias de militares y policías, debe entender el riesgo que están corriendo tanto la institucionalidad como la Fuerza Pública con el tono de la llamada “política de paz total”. Se requiere enviar un mensaje de autoridad a los violentos. Golpearlos con contundencia haciendo uso legítimo de la fuerza. De lo contrario, la sangría no se detendrá.