"El país tiene seguridad alimentaria, pero hay riesgos" | El Nuevo Siglo
El presidente de la SAC, Jorge Enrique Bedoya, dice que hay confianza en la producción de alimentos.
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Sábado, 28 de Mayo de 2022
Redacción Economía

La seguridad alimentaria es un término del que se habla mucho en los últimos días, desde los organismos internacionales hasta los diferentes gremios de nuestro país. Este es un tema primordial y debe estar sobre la mesa, pues se trata de cómo Colombia es capaz de producir suficiente comida para el total de su población, pese a temas coyunturales como la inflación, la baja oferta en algunos productos, el alto costo de los insumos, entre otros factores.

En este sentido, EL NUEVO SIGLO dialogó con Jorge Enrique Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), quien explicó la importancia de la seguridad alimentaria en Colombia, el impacto de la inflación en los hogares y las necesidades del campo.

EL NUEVO SIGLO: ¿Hay riesgo de inseguridad alimentaria en Colombia?

JORGE ENRIQUE BEDOYA: Al 23 de febrero no había ningún riesgo porque las cadenas de suministro ya se estaban resolviendo, pero el 24 del mismo mes Rusia invadió a Ucrania y ese día cambio la historia para todos.

En este sentido, la seguridad alimentaria depende de situaciones muy específicas como la que estamos viviendo. La misma FAO, por ejemplo, ha dicho que hay problemas de seguridad alimentaria a nivel global debido a que existen países que no solo no tienen suficiente producción de alimentos, sino que además hay consumidores que no tienen acceso a la comida y estos dos conceptos hacen parte de ese riesgo.

Afortunadamente en Colombia tenemos suficiente comida, aunque evidentemente hemos tenido una reducción de oferta que pareciera ser transitoria, esperando que termine la guerra en Ucrania y también teniendo en cuenta el cambio climático. Insisto, en este momento tenemos seguridad alimentaria, aunque con factores de riesgo que se deben mitigar, como es el caso de la inflación, la oferta de alimentos y el acceso de la población más vulnerable.

ENS: ¿Qué hacer ante el fenómeno inflacionario?

JEB: Cada uno de los sectores se comporta de manera diferente. Por ejemplo, en el caso del pollo o del cerdo, se han visto afectados por el costo de las materias primas como el maíz y la soya, mientras que en el caso del huevo, la producción se ha reducido como consecuencia de los bloqueos a las carreteras que se presentaron el año pasado, que a su vez llevaron al sacrificio de más de 10 millones de aves. Por otra parte, en cuanto a la papa se evidenció una reducción fuerte de las áreas sembradas que condujo a una menor oferta y eso se vio reflejado en el tema inflacionario.

En definitiva, hay que tener en cuenta que algunos productos tienen un comportamiento diferencial y que a pesar de la inflación, que responde a una menor oferta y una mayor demanda, se encuentran alternativas de solución. Sin embargo, estas alternativas no tienen un impacto inmediato, ya que aunque se otorgue un subsidio para motivar la siembra de la papa, por ejemplo, su producción no se verá de inmediato sino en cinco o seis meses, lo que tarda un cultivo de ciclo corto.

En este sentido, no se puede deducir que si se bajan los costos de producción también lo harán los precios al consumidor, pues estos son procesos que llevan tiempo y dependerán del balance entre oferta y demanda. Entre tanto, mitigar costos, la oferta de créditos a tasas más bajas y con periodos de gracia para el pago, sí son alternativas que funcionan pero que necesitan presupuesto por parte del Estado y focalizarse en los productos que más pesan en la inflación de los hogares más vulnerables del país.


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ENS: ¿Funciona la reducción en los aranceles?

JEB: En el caso de las medidas que tomó el Gobierno para los insumos pecuarios (maíz, soya y frijol soya), no generaron un gran impacto ya que estos productos no tenían arancel antes del decreto. Eso mismo ocurrió con el 94% de las importaciones de fertilizantes, por lo que en el costo de producción esa medida no tuvo efecto. En algunos productos, que representan cerca del 5,4% de las importaciones para los productores, sí funcionó, pero si se compara con el grueso de las importaciones en los productos ya exentos, esta cifra no representa un efecto significativo.

ENS: ¿Qué se puede hacer para evitar caer en un desabastecimiento de alimentos?

JEB: En la seguridad alimentaria se trata de lograr que se produzcan alimentos de forma rentable y que la población de ingresos más bajos tenga acceso a ellos. Asimismo, es necesario generar más oferta que permita que haya suficiente comida para los consumidores; del mismo modo, es importante asegurar el abastecimiento en los insumos que son importados como el maíz, la soya y los fertilizantes al menor precio posible y de esta forma no afectar los costos de nuestros productores.

ENS: ¿Cómo ha impactado la ola invernal en la producción?

JEB: La ola invernal es otro factor que puede afectar el abastecimiento. Debido a las lluvias se han perdido cosechas y en algunas ocasiones aparecen enfermedades debido a que los suelos se saturan de agua, lo que generó que algunos productores adelantaran la comercialización de sus productos, y que a su vez hizo que muchos alimentos no llegaran en el mejor estado a los mercados y de esta manera bajaron los precios. Cabe recordar que, para estos casos, existe el seguro agropecuario, que permite que el productor se cubra en caso de que se dañe la cosecha, recibiendo un dinero. Esto le sirve al productor porque recupera los recursos que ya invirtió, pero en ese caso no habría oferta suficiente.

ENS: ¿Qué hacer para elevar el PIB del agro?

JEB: Más allá del PIB, lo más importante es la rentabilidad del campo. Si los productores generan ganancias van a seguir creciendo y eso permitiría que crezca el PIB del sector. Para la seguridad alimentaria es fundamental la producción rentable de alimentos que permitan el desarrollo del campo y que brinden seguridad a los agricultores en la propiedad de la tierra.

La relevancia del presupuesto para el agro

ENS: ¿Cómo ve el presupuesto solicitado hasta ahora por el sector agro en el PGN?

JEB: El presupuesto para el sector agropecuario debe ser entendido como un recurso para la seguridad alimentaria y, por lo tanto, para la seguridad nacional, que se puede aumentar dependiendo de la voluntad política del Gobierno y del Congreso de la República.

De la misma manera, pensando en el sector del agro, hay que dar relevancia a todas las entidades del Estado, teniendo en cuenta que se necesita presupuesto para carreteras, para programas de emprendimiento de los 5,8 millones de mujeres que tiene el campo, así como recursos para la conectividad digital y subsidios a las tasas de interés. En conjunto todo lo anterior significaría una oferta presupuestal sólida que indiscutiblemente necesita el campo colombiano.

La seguridad alimentaria debe ser una prioridad para el país y eso tiene que verse reflejado en el presupuesto, sumando otras fuentes de recursos como son las regalías que deberían tener una destinación específica para el sector agropecuario y mejoras de carreteras. Estos recursos son más de $10 billones; en este sentido, la prioridad deben ser los bienes públicos de la ruralidad.