
El déficit de cuenta corriente continuó en senda de profundización en el inicio de 2021, hasta un nivel de -4,8% del PIB. El desbalance de cuenta corriente llegó a su máximo nivel nominal de -US$3.633 millones desde el tercer trimestre de 2019, lo que implicó que en relación al PIB se amplió tanto frente al trimestre previo (0,8%) como frente a un año atrás (1,3%). Esto significa que en el periodo aumentó US$559 millones.
De acuerdo con los analistas del Bancolombia, “el resultado sorprendió a nuestra expectativa (-3,9% del PIB) y pone de manifiesto que el proceso de recuperación económica ha presionado con fuerza el desbalance externo del país. Al comparar con el registro de un año atrás, tanto el déficit comercial como una mayor salida neta de rentas factoriales explican el resultado, a pesar de que el ingreso neto de remesas alcanzó otro máximo histórico trimestral”.
Entre tanto, frente al último trimestre de 2020 la presión se originó en su totalidad en el rubro de ingreso primario, lo que implica que con la mejora de los precios del petróleo y la mayor actividad productiva interna las empresas extranjeras con operaciones en el país han logrado reinstaurar parcialmente los flujos de retornos.
Por otro lado, del resultado resalta el importante incremento de la vulnerabilidad externa. Esto es resultado de que la porción del déficit de cuenta corriente financiada con inversión directa fue de un 51,6%, por debajo del 65,3% del último trimestre del 2020 y del 86,6% de un año atrás.
El déficit neto de la inversión directa fue de 2,3% del PIB, 0,9% más que lo registrado al cierre del año pasado. Esta dinámica, junto al incremento de la incertidumbre fiscal, llevarían a que se acentúe la sensibilidad de los flujos hacia el país y del mercado financiero interno a la evolución del entorno económico y financiero internacional, por lo menos en el corto plazo.
Le puede interesar: Empleo para 12.210 indígenas y afrodescendientes
Desbalance
De otro lado, la mayor salida neta de rentas factoriales fue el determinante principal de la ampliación del déficit corriente. El desbalance en el ingreso primario alcanzó su máximo (en relación al PIB) desde el último trimestre de 2019, lo que pone de manifiesto que los flujos de repatriación de utilidades de las empresas extranjeras con operaciones en Colombia están en proceso de normalización conforme la recuperación económica avanza y el estrés financiero que causó el choque de la pandemia es superado por las empresas. Esto contrasta con una dinámica en que la repatriación de utilidades de las empresas colombianas con operaciones en el exterior no se recuperó frente al nivel (relativo al PIB) registrado en el último trimestre del 2020, lo que tendría relación con la situación aún adversa que enfrenta el sistema financiero en casi toda América Latina.
De otro lado, el déficit comercial, creció ligeramente frente al PIB al compararlo con el cierre del 2020. Esta dinámica fue resultado de que la recuperación económica y del consumo privado ha impulsado la demanda de insumos, bienes de capital y bienes finales provenientes del exterior, mientras la debilidad de la producción minera interna, a pesar del dinamismo que han demostrado los precios de las materias primas en la primera parte del año, ha llevado a que las exportaciones de bienes no logren responder para compensarlo. Además, el comercio de servicios mantuvo su desbalance estable frente al trimestre previo como consecuencia de la presión que ha ejercido la alteración de las cadenas internacionales de suministro sobre los precios del transporte de carga.
Transferencias
A su vez, las transferencias corrientes mitigaron parcialmente el impacto final del incremento el desbalance de los demás rubros. Los ingresos de remesas alcanzaron otro máximo histórico trimestral, lo que permitió que el neto del ingreso secundario se mantuviera en un nivel en relación al PIB superior al 3% por cuarto trimestre consecutivo.
Esta dinámica sería resultado, principalmente, de la fortaleza con que se continuaron ejecutando en EE.UU. los planes de apoyo fiscal. Asimismo, desde el punto de vista de la financiación, el ingreso neto de inversión directa (-2,5%) perdió terreno en relación al cuarto trimestre del 2020 (-2,6%) y al primer trimestre de ese año (-3%).