Los conflictos militares y políticos en el Medio Oriente se dan con Occidente desde tiempos antiguos de Moisés y los egipcios, sin que las rivalidades geopolíticas cesen por la conformación de nuevos países. Y esto ocurre en tiempos de los Atenienses, lo mismo cuando el predomino del Imperio Romano, después con las cruzadas, así como por siglos hasta la primera y segunda guerra mundial. No cesan los antagonismos religiosos, incluso con nuevos credos, que justifican la mística de la muerte heroica y el inmolarse en combate.
En un mundo plagado de heridas mal curadas y odios, no debiera sorprender que el mayor jerarca militar de Irán sea eliminado por un misil de Estados Unidos, en momentos en los cuales el prestigioso guerrero se encontraba en una cumbre internacional en Bagdad. Más la noticia da la vuelta al mundo y todos sentimos como un cierto escalofrío, no faltan los que se preguntan si seguirá una cadena de atentados de parte y parte, puesto que ya los Estados Unidos habían sufrido un ataque a un avión, múltiples amenazas y en esta misma fecha el asalto a la embajada en Irak, que provocó una acción militar para evitar el incendio y la eventual muerte de numerosos funcionarios.
Es en medio de ese ambiente enrarecido por el olor a pólvora y el odio escenificado por la muchedumbre en Bagdad, que Washington decide ordenar el ataque contra su archienemigo, que había salido indemne en el pasado y que está vez fue alcanzado cuando viajaba en una caravana para cumplir una cita con otros militares y políticos de la región. Sin duda, en un medio caudillista, la pérdida de un dirigente de la talla del general Qasem Soleimani, el comandante de la fuerza élite Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán, desatará graves represalias y ataques de parte y parte.
El secretario de Estado de EU, Mike Pompeo, se apresuró a lanzar la advertencia de que su país está preparado para responder cualquier ataque de Irán. Lo mismo que el presidente Donald Trump envía un mensaje de aliento a su pueblo con la bandera de Estados Unidos, para demostrar que el espíritu de lucha de esa potencia no flaquea. Así como hace público que él fue quién ordenó el ataque a la caravana en Bagdad.
Algunos periodistas y comentaristas salen a decir que se trata de un belicoso acto teatral de Trump, con miras a ganar las elecciones presidenciales. No estamos de acuerdo con esa tesis, el juicio contra el presidente Trump en el Senado es puramente político, ningún representante republicano vota a favor, ni se conocen verdaderas pruebas en contra del mandatario. La economía de los Estados Unidos sigue arriba, el empleo al alza, el consumo y la confianza inversionista crecen. Por lo que no parece lógico ensayar un acto de fuerza en estos momentos que podrían empujar el barril de crudo al alza, pese a que hoy la Unión se autoabastece de petróleo. La inestabilidad de los precios del oro negro suele estrujar la economía mundial y un alza como de pasada beneficiaria a Rusia.
¿Existe el peligro de una guerra? Eso es lo más grave, estamos en una guerra de las que llaman de menor intensidad, más en la cual se suceden los muertos de diverso calibre y distintos bandos. Quienes tienen a su cargo el manejo de las armas de destrucción masiva están plenamente en sus cabales, en estos tiempos en los que, en el comercio clandestino de armas sofisticadas, todo puede ocurrir. Al mismo tiempo que los medios de comunicación trasmitían la noticia de la muerte del general iraní, desde Corea del Norte, el pintoresco gobernante anunciaba que tiene varias armas y misiles de nueva generación para amenazar a sus contrarios. Rusia, explica que los últimos avances en materia de guerra aérea y de misiles que pueden viajar sin que los destruyan de polo a polo. Estamos en una carrera armamentista de proporciones gigantescas y en medio de los discursos pacifistas, ambientalistas y contra los atentados al medio ambiente, trepidan las armas con terribles resultados.
Estando los Estados Unidos y Rusia por fuera del tratado que prohíbe los experimentos con armas nucleares y de intensa capacidad de destrucción, el rearme mundial sigue. Las sumas que gastan las naciones en comprar armas para la guerra preventiva son enormes e inevitables puesto que las armas han cambiado las fronteras mundiales desde tiempos inmemoriales. Al mismo tiempo, el paraguas nuclear deja de ser una garantía de no agresión a sus poseedores, puesto que mediante drones y atentados a sus jerarcas la amenaza mortal y la zozobra se expanden. El primer ministro de Irán, sostiene que se ha encendido la mecha de explosiones devastadoras.
Nos sumamos desde esta esquina a rogar por que los jerarcas de la diplomacia mundial consigan bajar la turbulencia y la desesperación de los más belicosos.