“Del enfrentamiento por petróleo a la pandemia del Covid-19”
No se trata de una simple frase de campaña del presidente Donald Trump y candidato presidencial republicano en los Estados Unidos, es una realidad. El mundo está en una guerra visceral entre las potencias, no solamente entre China y los Estados Unidos o la Unión Europea, que en lo económico defiende sus intereses vitales y mantiene medidas proteccionistas que frenan la importación de algunos productos de los Estados Unidos y ponen trabas para las compras de empresas europeas por cuenta de financistas estadounidenses.
Al mismo tiempo, en medio de los avatares de la geopolítica mundial y la confrontación entre la Opep, Arabia Saudita, Rusia y los Estados Unidos, terceros países como Colombia se ven afectados por esa colosal pugna y los ingresos del barril de crudo que se exporta se debilitan, lo mismo que las remesas del exterior. Cuando señalamos, en EL NUEVO SIGLO, que el 2013 y 2019 fueron los más generosos en materia de divisas gracias a Ecopetrol y su buen desempeño, vimos como Gabriel Silva Luján extendía un certificado de defunción a Ecopetrol y proponía su venta, para que alguna multinacional nos haga el favor de quitarnos esa carga de encima.
Las razones que aduce el ex embajador en los Estados Unidos son de peso y vemos como en la vecina Venezuela, por no darle mantenimiento a las refinerías y dejar en manos de militantes oficialistas inexpertos en sustitución de los técnicos y especialistas petroleros, el país con las mayores reservas mundiales de petróleo está literalmente en la ruina y sufre de escasez creciente de gasolina en las ciudades y el resto del territorio. Los medios económicos internacionales mencionan operaciones de venta de crudo venezolano a US$ 5 el barril, algo que hace un tiempo era impensable. Por supuesto, la desesperación y la falta de divisas pueden llevar a situaciones como esa. Lo que podría ser otro argumento para que salgan los que pretenden vender Ecopetrol a decir que ya no se venda la empresa, sino que se regale.
Es preciso barajar el asunto más despacio. Si se hace antieconómico el fracking para la explotación en Estados Unidos, el petróleo se dispara al alza. El hecho de que varios países antagónicos en ocasiones tengan minerales preciosos y oro, no quiere decir que salgan a regalarlo, eso es la excepción ocasional. En el caso de Ecopetrol son diversas y valiosas las ventajas que tiene la empresa para el manejo del petróleo, en cuanto a refinación, derivados, oleoductos, alianzas y ventas. Tenemos excelentes y capaces profesionales que lo han demostrado en diversas oportunidades.
Por cierto, el músculo de Ecopetrol será decisivo para avanzar a las modalidades de energía alternativa que necesita Colombia, como la solar y otras, con miras a revolucionar el agro colombiano con inversiones y energía barata, para desarrollar la agroindustria y favorecer el desarrollo y a nuestros campesinos, lo mismo que a los millones de citadinos que se podrían beneficiar de una activa y generosa producción agraria nativa, como de energía barata. Pues sin las divisas de Ecopetrol, que generosamente favorecen nuestra economía, salir a comprar alimentos al exterior con el dólar por las nubes no será fácil. Así que Ecopetrol debe y puede seguir cumpliendo un papel decisivo para impulsar la energía alternativa y el desarrollo.
Las grandes potencias y las demás naciones, en diverso grado de importancia, libran o sufren la guerra económica mundial o los efectos desastrosos del Covid-19. Las grandes urbes de las que se enorgullece el homo sapiens, hoy están convertidas en gusaneras infectas. Las alarmas replican en Roma. Pekín, Nueva York, Madrid, Londres, Bogotá y demás conglomerados. El hacinamiento colectivo se lleva a los mayores con otras dolencias, después a las generaciones anteriores y en el momento golpea a todas las edades. Siendo altamente positivo que un 80% de los infectados logran sobrevivir, lo que le devuelve la esperanza hasta a los más pesimistas.
En Singapur, colindante con China, controla el virus. En Hong Kong logran conjurar el Covid-19, dentro de lo posible, atacando el mal de raíz, buscando a los portadores, los contactos que tuvieron y logrando la ayuda social para identificarlos. En tanto los que trabajan guardan distancia. Los resultados son maravillosos. En Japón, que tiene la mayor densidad de adultos mayores en Asia, mantiene a raya el Covid-19 sin paralizar la economía. Corea de Sur logró avances formidables, lo mismo que Taiwán.
El gran debate sobre esta guerra mundial, que afecta en diversos grados la económica y la política, como el derecho internacional y constitucional, es ¿hasta dónde se debe proceder en políticas de aislamiento y protección de las comunidades sin matarlas de hambre? En los tugurios de Bogotá, donde viven en situaciones infrahumanas millones de seres, ¿cómo se les manda a casa sin siquiera regalarles unos jabones que es el ’arma’ infaltable para higienizar y salvar vidas?
Si descuidamos la producción y no combinamos esfuerzos para combatir el Covid-19, vendrán terribles tempestades sociales en el mundo.