El electo Presidente Petro nombró a Iván Velásquez como Ministro de Defensa. Velásquez ha tenido un enfrentamiento abierto con el Centro Democrático, que pasó del litigio a las redes como consta en los agresivos tuits del designado Ministro. No es un tema menor.
Me ha venido a la memoria la designación que hiciera Iván Duque de la directora de la UNP Claudia Ortiz y salieron a relucir sus tuits contra la oposición, y con razón, exigieron garantías frente una institución que incide en su seguridad. Adujeron entonces la falta de garantías y el desconocimiento de Ortiz sobre los temas de seguridad. Exactamente igual que ahora, con una gran diferencia, no estamos hablando de un director, sino del propio Ministro de Defensa. Duque cambió su nombramiento, pues se trata no solo de las garantías de seguridad de la oposición, sino de una larga tradición política en Colombia que ha evitado la politización de las Fuerzas.
Petro con la designación de Velásquez como MinDefensa está mostrando los dientes. No solo es una amenaza a la oposición política cuya seguridad depende de las Fuerzas Armadas, sino una amenaza para la democracia. Politizar las Fuerzas Armadas es una pésima idea.
Me sorprendió mucho el tuit del designado Ministro en el que dice que un Gobierno no puede “generar venganzas”; digo que me sorprendió, porque no entiendo de qué o a quién está representando Velásquez para si quiera pensar en venganzas.
Y claro uno encuentra entre los mensajes del nuevo Ministro cosas que preocupan: “Policía de civil o fuerzas parapolíticas” y hasta agrega fotos del Presidente Duque con policías y dice: “Todavía fresca la sangre derramada por las acciones criminales de la policía nacional”.
A esto hay que sumarle que Velásquez tiene nulo conocimiento o experiencia en los asuntos de seguridad y defensa. Es una cartera tan difícil y muy importante pues de ella depende la seguridad de los ciudadanos y el combate a los grupos ilegales. El diario El País de España en un artículo donde exalta al designado Ministro dice que su función será “desmontar uno de los ejércitos más poderosos de América Latina”.
Esto se suma el ya anunciado “Perdón Social” que incluye hasta ahora negociaciones con los grupos ilegales y, en mi opinión, traerá la rebaja de penas a los corruptos y criminales de lesa humanidad hoy presos, para cumplir el pacto de La Picota, el cual selló el hermano del presidente electo y Juan Danilo Rueda, el designado Comisionado de Paz.
Pareciera que el designado Velásquez es la pieza que garantiza el cese al fuego del Estado, el desmonte de nuestro ejército, anhelado por toda la criminalidad y celebrado por la izquierda internacional que escribe en las páginas del diario español.
Finalmente, y no por argumentos, sino por espacio, tenemos que recordar que Velásquez fue expulsado y declarado persona no grata por el Gobierno de Guatemala cuando ejercía el cargo de Comisionado Internacional Contra la Impunidad. Se le acusa de crear falsos testimonios. Una de sus víctimas en ese país asegura “Un colombiano que vino a destruir a Guatemala”. Y quedan por confirmarse el testimonio del Tuso Sierra, sobre las visitas de Velázquez a la cárcel de Estados Unidos tratando de enlodar a Uribe a cambio de beneficios jurídicos como asilo a la familia del Tuso en Suiza, “...siempre y cuando le diera la información que él solicitaba; me habló que su animosidad con Uribe, era personal desde la Universidad de Antioquia...”. El Tuso incluso menciona como Velázquez apagaba la grabadora para preguntarle cosas sobre Uribe y otras del caso Tasmania.