“Manipular estadísticas y encuestas es un arte”
Algunos países más que evolucionar tienden por épocas a involucionar. Colombia parece ir en la política en reversa. En dicho sentido se mueve el candidato Gustavo Petro, quien llena las plazas, lo que hasta no hace mucho era un privilegio exclusivo del caudillo de las derechas Álvaro Uribe. Las consultas anticiparon para Petro e Iván Duque, el concurso por la presidencia, con los beneficios mentados de la propaganda, los reflectores de los medios de comunicación, la atención del público y las encuestas. Dije que Petro podría crecer en cuanto se le comenzaban a sumar los votos del descontento colectivo, podría volverse un fenómeno como el de Gustavo Rojas Pinilla, enfrentado a los dos partidos históricos unidos por el Frente Nacional. Lo mismo que apostamos a que Germán Vargas Lleras, podría ser el gallo, para rebasar a Petro. De cumplirse esa hipótesis se enfrentarían en la segunda vuelta Duque y Vargas. Dicho planteamiento no obedece a adivinanzas, ni predicciones, ni es desinteresado. Se desprende de los hechos políticos más recientes, Vargas duplicó los votos de su partido y quedó a un escaño al Senado de Cambio Radical. Un triunfo gigantesco, opacado por cuenta de la propaganda de la consulta, que, como en las carreras de los ciclistas, se centra en los dos volantes que ganan la primera vuelta, dejando muy atrás al pelotón. La trayectoria de militancia en la derecha y de solidaridad con los militares, como en la defensa del fuero militar de éstos o como ejecutor, apenas es comparable con la de Uribe.
En el conservatismo los precandidatos se dieron a la fuga para otras toldas, como en parte los partidos tienen como principal misión intentar llevar adelante sus ideas y buscar los votos propios y de otros afines para un candidato con opción de triunfar, es fatal que esa misión de poder la desdeñan nuestros jerarcas. Por lo que advertí en estas líneas que la militancia conservadora se sumaría, indistintamente, con Vargas o Duque. Lo que reconocen después las directivas y congresistas conservadores. Lo mismo que comenté que la derecha había obtenido una mayoría en el Congreso entre el 60 y 70 por ciento. La prueba es que Petro tiene apenas un puñado de legisladores propios.
Tenemos dos paradojas notables: Petro, casi en solitario, aparece en las encuestas de segundo y al alza. En tanto Vargas Lleras, en alianza con la mayor fuerza parlamentaria del momento, en los sondeos y contra la razón, sigue atascado. Otra paradoja dice que Vargas tiene la maquinaria. Se cuentan más hijos de caciques conservadores electos con Uribe, casi que en el conservatismo. Los senadores en campaña nacional arman maquinaria. Siendo un hecho que pesa más el voto de opinión en las presidenciales.
Respeto a lo profesional de las encuestas es elemental consultarlas en tiempo electorales. No comparto el decir que para saber cómo pintan las encuestas, se debe averiguar primero quién las paga. Así en un momento dado algún Judas del medio se venda y persista el fraude.
Manipular estadísticas y encuestas es un arte, más cuanto el público no tiene como desmentirlas, así digan algunos de manera espontánea; ¿qué raro, a mí nunca me han encuestado? Cuando en un sondeo de opinión se pretende anular un candidato, es factible que se alteren los resultados de la manera más sencilla: omiten las respuestas a favor de determinado personaje. Al borrar sus simpatizantes no hay control que valga. Aun así, la manipulación mediante las encuestas tiene un límite y se pone al descubierto cuando en las urnas las desmienten, como pasó con el plebiscito de Santos. A estas alturas influyen en la opinión al registrar o inducir resultados anticipados en los indecisos sin compromiso político, como en votantes que apuestan a ganador.
Con realismo es de suponer que las alianzas tripartitas de Germán Vargas Lleras, más su trabajo político por todas las ciudades y el voto de las mayorías silenciosas, producirán una gran cosecha electoral, que superará de lejos los porcentajes de las encuestas. Vargas, ejecutor probado, con formación y combatividad política es el contendor natural de Petro, llamado a detener el proyecto seudo-revolucionario. Supongo que esa reflexión va influir en el electorado colombiano de derecha.
Iván Duque es brillante, tiene la ventaja del apoyo de Uribe, un pasado académico sin tacha, maneja la dialéctica, las cifras de la economía y es la esperanza de muchos. Como ningún candidato ganará en primera vuelta, un duelo Duque-Petro, podría concitar fuerzas disolventes, peligrosas, revolucionarias, revanchistas y predispuestas a incendiar el país. Votar en primera por Vargas será el cerrojo a una segunda vuelta con Petro, una salida política sabia, tranquilizadora, reconfortante para Colombia.