En el Ecuador se libra una guerra contra el narcotráfico y la corrupción, males que se propagan como virus en las venas de la vida social y colectiva del país, aceitados por la circulación del dólar. Por lo mismo, resulta un paraíso para las bandas criminales que exportan toneladas de drogas a los Estados Unidos. En pasadas y cruciales elecciones convocadas por el presidente Lasso, éste proponía imponer la extradición para esos delincuentes. Su propuesta fue derrotada en las urnas, lo que contribuye a decepcionarlo, lo lleva a renunciar y dejar anticipadamente el poder. Se sabe que las mafias ayudaron y colaboraron con generosos fondos para facilitar el triunfo electoral de sus aliados o secuaces.
Entre tanto, las mafias en pugna por el control de los puertos y las exportaciones clandestinas, libran sangrienta guerra a muerte en las cárceles, en las ciudades y en las zonas rurales del Ecuador. Algo que no se había visto antes con tanta intensidad. Lo peor, el ejército que otrora controlaba el territorio y su soberanía nacional, ha perdido parte de su influjo y se ha debilitado, siendo algunos de sus agentes seducidos por las mafias. En algún momento dado contribuye a debilitar la moral de los soldados el contubernio que facilitó en el gobierno de Rafael Correa, que las Farc tuviesen ¨campamentos seguros¨ en su territorio. Y qué decir de las alianzas entre los extremistas de izquierda que gobiernan en varios países de nuestra región. Es evidente que la izquierda internacional mueve sus poderosos tentáculos para tomar el Ecuador.
En medio de la inmensa crisis que agobia el país y las amenazas de los grupos ilegales, nacionales e internacionales, el político y destacado periodista Fernando Villavicencio, en un arranque de valor civil mesiánico, decide luchar por sanear la política y derrotar las mafias, para devolverle a su patria la dignidad. Su movimiento Construye, convoca a los ecuatorianos a la gesta electoral de desafiar a enfrentar y derrotar a los criminales, por “la seguridad ciudadana, la seguridad alimentaria, la seguridad económica, la seguridad ambiental y la seguridad sanitaria".
Acuerdan que la propuesta de su partido para combatir la ola de violencia se fundamente en el enfoque "multidimensional" donde la seguridad "no se limita únicamente a la ausencia de violencia o delitos". Así que están por una justicia independiente, "donde los jueces y magistrados pueden tomar decisiones basadas en la ley y en la aplicación objetiva de la justicia, sin interferencias políticas, económicas o de cualquier otra índole". Lo que es elemental en un sistema democrático, y que ha sido avasallado en los países donde los dineros calientes engordan la bolsa de algunos políticos y funcionarios oficiales.
Además, Villavicencio se compromete a sanear el sistema judicial, abolir el lavado de dinero, la minería ilegal y la corrupción en el sector petrolero. “En mi gobierno vamos a tomar el control de las reservas petroleras para que ahora sí el petróleo sirva para educación, obras públicas, para salud y vamos también de paso a expulsar a las mafias intermediarias que controlan la comercialización del petróleo".
Tan pronto comienza a coger fuerza su campaña, llueven sobre su humanidad las amenazas y ataques de las bandas y la izquierda revanchista. Firme y de camisa azul, dice que no se pondrá chaleco antibalas, puesto que a él lo protege el pueblo. Y reta a los mafiosos a que disparen. Es lo que hacen el día del horrendo crimen, dado que un supuesto sicario colombiano le propinó tres disparos en la cabeza cuando subía al auto. El sicario es baleado y muere camino del hospital. A su vez, la policía en inmediatas redadas detiene a cinco pistoleros de la misma nacionalidad, como aparentes socios del homicida, los que en fotos aparecen estropeados.
Cuando aún no alcanzan a salir del estupor los ecuatorianos y los familiares y amigos de Fernando Villavicencio, se enteran que los sicarios en Ecuador siguen atentando contra otros políticos. A su vez, el diario El Universo, presenta apartes de un informe oficial que indica que se dieron graves fallas policiales en la custodia del candidato.
El presidente Lasso ha tomado una serie de medidas para esclarecer el crimen, para lo cual arribó a Quito una misión del FBI. En medio del dolor, la confusión y el caos, sigue la violencia en Ecuador, mientras aquí, el fiscal Francisco Barbosa, el general Eduardo Zapateiro y la valerosa senadora María Fernanda Cabal, son blanco anunciado del Eln para asesinarlos.