El artículo titulado la Tesitura Política, que publiqué el domingo anterior en El Nuevo Siglo, suscitó algún interés entre varios acuciosos lectores, académicos y políticos, que así me lo manifestaron directamente o mediante mensajes. El exparlamentario José Antonio Gómez Hermida me llamó para invitarme a la reflexión y sostener con varios argumentos que le parecía más apropiado el famoso título de Álvaro Gómez, sobre el talante conservador. Puesto que la mención al presidente Iván Duque y sus decisiones hacían referencia a su talante.
En el ámbito académico el comentario fue a la inversa y de acuerdo con el buen uso de la palabra tesitura, que se usa en la jerga política de España y en otros países de Hispanoamérica para indicar el momento y el tono de la coyuntura política. La compositora y erudita Teresa Ángel me reitero que en música el término es de uso común en Colombia. Se refiere a la altura y rango de los sonidos. Por lo mismo, por tratarse del tono, del momento político y algunas de las decisiones presidenciales, me pareció por definición más adecuada la palabra tesitura, puesto que la referencia se centra en los hechos políticos de Duque, no en su estilo y menos en su talante.
En España la justicia cojea, pero a veces llega. Al parecer, en medio de la honda crisis política y el cambio de gobierno, la rama judicial cumple su deber a cabalidad en la investigación contra los sediciosos catalanes. Unos en fuga y otros en prisión. Pablo Llarena, juez instructor del proceso contra la banda de sediciosos catalanes, los tiene contra las cuerdas. Es la primera vez que en democracia se juzga a sediciosos de la envergadura de los separatistas que actuaron desde el gobierno de Cataluña, incluso en contra de gran parte de la población local, que es y se siente española. En el pasado esos casos de traición a la Patria los juzgaba la justicia militar, que procedía en consejos de guerra, en los que rodaban las cabezas de los culpables. Por cuenta del sistema democrático vigente, los conjurados son rodeados de plenas garantías y cuentan con el concurso de reconocidos litigantes.
Por el momento, en la tesitura de la situación política española, los mejor informados sostienen que el Presidente Pedro Sánchez juega con la posibilidad de indultar a los conjurados catalanes, aconsejado por sus aliados de Podemos y los círculos regionalistas. Lo que provocaría un choque con la justicia y sería un atentado grave contra la unidad de España y el orden constitucional que juró cumplir al asumir el mando.
La Fiscalía del Supremo en su acusación describe el plan orquestado por los conjurados, que consistía en “orillar la aplicación de la legalidad constitucional y estatutaria, e impedir el cumplimiento de las resoluciones administrativas y judiciales dictadas al amparo de aquella, para conseguir como objetivo último -con sus propias leyes y sus propias estructuras de Estado- declarar la independencia de esa parte del territorio nacional y obligar al Estado a aceptar la separación del referido territorio, finalidad que estuvieron a punto de lograr con los actos delictivos que ejecutaron poniendo así en grave peligro el orden constitucional”
La conspiración se moviliza desde tres frentes que mueven los hilos de la insurrección, en las mismas barbas del entonces Presidente Mariano Rajoy -cuyos servicios secretos parecen fallar- con la finalidad de someter al Estado Nacional y crear el hecho cumplido de forzar la independencia catalana. Con tal fin, los sediciosos desde sus inicios contemplan emplear la violencia para reducir a las fuerzas nacionales y oficiales del orden. Cuentan con 17.000 efectivos armados y entrenados, para adelantar la conjura y violar la Constitución. Los conjurados se escudan en “la fuerza intimidatoria” de movilizar las masas en las calles, en tanto los Mozos De Escuadra, los comanda el Mayor José Luis Trapero, cómplice de la conjura que busca desgarrar a España. El oficial es inculpado por la Fiscalía de dirigir la insubordinación y pide 11 años de prisión.
El Rey Felipe VI intervino públicamente el 3 de octubre de 2017 e hizo un llamado a la unidad de España, dado que el gobierno se había encerrado en un incomprensible mutismo Sus palabras resuenan en la conciencia de los españoles que están por la supervivencia de la Nación y la defensa de la unidad del país. Señala los conjurados y sus cómplices: ¨En definitiva todo ello ha supuesto la culminación de un inaceptable intento de apropiación de las instituciones históricas de Cataluña. Esas autoridades, de una manera clara y rotunda, se han situado totalmente al margen del derecho y de la democracia. Han pretendido quebrar la unidad de España y la soberanía nacional, que es el derecho de todos los españoles a decidir democráticamente su vida en común¨. Pocas veces en la historia un monarca defendió con tanto ardor los principios de la democracia.