Álvaro Gómez sostenía que “América nació a la historia con cinco milenios de retraso” y para colmo los siglos en los que formamos parte del Imperio Español en América suelen ignorarse por los historiadores, que consideran que todo comenzó en 1810. En Colombia la gloria del famoso marino Blas de Lezo y Olavarrieta no se discute, pese a que no todas las gentes del común, fuera de Cartagena de Indias, saben quién era, dada la ignorancia de la historia que impera en el país, incluso entre personas de relativa cultura.
En España donde lo han redescubierto, se le exalta o se denigra del personaje según la versión novelada que el público tiene del mismo, que en ocasiones se aparta de manera sustancial y grave de los hechos. En la actualidad crece la leyenda en torno de ese héroe de la hispanidad, que lo es en el sentido más profundo del término, en cuanto su gesta no solamente pertenece a la historia universal, sino que está ligada a los hechos de armas ocurridos en nuestra región, en tiempos en los que formábamos parte del Imperio Español en América.
Con frecuencia se olvida o se ignora que estas tierras formaron parte del Imperio, por cuanto la reina Isabel al apoyar la gesta de Cristóbal Colón, políticamente la Nueva Granada queda ligada al derecho de Castilla que era de los más avanzados de su tiempo y se inspiraba en textos tan antiguos como las Siete Partidas y la del Toro. Se daban casos particulares de autonomía en los cuales la administración local, como ocurría en Venezuela, donde el Cabildo de Caracas estaba facultado por ausencia o muerte a nombrar Capitán General. Lo mismo que cuando los funcionarios decían “se obedece pero no se cumple” una disposición de las autoridades peninsulares, no se trataba de una insubordinación burocrática en América, sino, como sostiene Alfonso López Michelsen, de una suerte de anticipo del control de constitucionalidad, en cuanto dicha orden era inconveniente o contraria a la realidad americana.
En América, contra lo que opinan o creen muchos de los que se ocupan de la historia en tiempos coloniales, olvidan que los efectivos peninsulares en la región eran modestos, se contaba para la defensa del Imperio con el aporte de las milicias locales dirigidas por peninsulares y criollos. Esas milicias en Cartagena fueron decisivas para apoyar a Blas de Lezo y combatir al almirante Vernon. En las crónicas coloniales se destaca el heroísmo de los cartageneros en tiempos coloniales y, posteriormente, en la gesta de independencia o durante las guerras civiles. En realidad, el Imperio Español en América subsistió en cuanto los criollos lo defendían, ninguna potencia habría sido capaz de sojuzgar América entera militarmente mediante tropas por su extensión y obstáculos geográficos.
Algunos de los que escriben o mencionan a Blas de Lezo en España se refieren al nativo de Guipuscoa como “medio hombre” cuando siempre se le trató en vida con el respeto que merece un héroe. A los 15 años recibió su bautismo de fuego durante la batalla de Vélez-Málaga y a partir de entonces encarna al héroe hispánico por excelencia hasta la famosa hazaña de derrotar a la armada del almirante Vernon.
Por estos días, en Madrid, unos “historiadores” niegan que Blas de Lezo, participara en el bombardeo de Barcelona el 11 de septiembre de 1714. Intentan bajar la temperatura con los catalanes separatistas que abominan del héroe y quieren volar su estatua. Son variados los testimonios de la época que registran el hecho dentro de las disputas y combates entre los herederos de la casa de los Austria y los Borbones. Mantener la unidad del país a todo trance era la divisa del marino y el castigo militar en Cataluña, no tenía otro fin. Negar ese hecho es absurdo. Por el contrario, las regiones deben estar al tanto y recordar históricamente para bien o para mal lo que pasa cuando se atenta contra la unidad nacional. Las cosas no paran con la falsificación de la historia, el Ayuntamiento de Barcelona le pidió oficialmente y por escrito al de Madrid que descabezaran la estatua del Almirante Blas de Lezo. A lo que se negaron los castellanos.
Nota: La suerte de los héroes aún después de muertos suele sorprender, en la Cartagena de Blas de Lezo me cuentan que el ex ministro Sabas Pretel y un equipo de expertos suspendieron la búsqueda de los restos del héroe en una antigua Iglesia de la ciudad heroica por temor a que sean profanados. Así que el almirante Blas de Lezo seguirá en el secreto de su cripta y en el corazón de los cartageneros y de la hispanidad, blindado contra los profanadores de tumbas y falsificadores de la historia, pues nadie puede robarle la gloria.