El Primer Ministro Boris Johnson ha demostrado que la democracia británica funciona, incluso cuando se usan toda suerte de trucos y jugadas judiciales para intentar que no hubiese elecciones, sino cuando le conviniera a la oposición laborista. Es así que por varias vías consiguieron aplazar las elecciones, incluso con el concurso de una juez politizada, que se prestó a cuestionar al gobernante.
Es evidente que el intento de judicializar la política en Londres, apenas consiguió de momento impedir que el pueblo se manifestara la voluntad política de salir del Brexil, tal como se había pactado en el referendo. Los obstáculos que le surgieron a Johnson para ir a elecciones buscaban amarrarlo y colocarlo contra las cuerdas, con la finalidad de desgastarlo y desacreditarlo con miras a buscar un triunfo de la oposición.
Como se recuerda, cuando Boris se lanzó a competir por la Alcaldía de Londres, la lucha se convirtió en una carrera de insultos y cargos contra su persona, sin respetar ni su vida privada. Pese a lo cual ganó limpiamente las elecciones, en la ciudad más difícil y con mayor número de contestatarios de la isla.
Su desempeño como Alcalde demostró su gran capacidad ejecutiva, en la forma como enfrentó los problemas con las minorías, y evidenció ser un ejecutor resuelto, en una ciudad que reclamaba el mejor gobierno local. Aun así, no faltaron quienes lo acusaron de conflicto de intereses por sus relaciones con una linda modelo. Él logró demostrar que eran patrañas de sus malquerientes. Sin embargo después lo acusaron de inclinar la balanza del poder para favorecer a una de sus amigas. Ello también fue falso.
Boris Johnson es un prestigioso periodista y catedrático, con varios libros de historia que han sido un éxito. Escritos en los que ha mostrado, hasta la saciedad, el rigor, disciplina y compromiso con la verdad.
Se le acusó de desleal cuando se apartó del gabinete de la señora Theresa May, siendo que, precisamente, renunciaba por estar en desacuerdo con la entonces premier y no quería entorpecer desde dentro su gestión. En eso mostró firmeza de carácter y compromiso con el partido conservador. Al contrario, la que debió dar varias vueltas y revueltas, para intentar manejar la opinión pública fue la señora May, quien, en últimas no consiguió el apoyo europeo y perdió la confianza de las bases conservadoras. En tanto, Johnson, quién había renunciado para dejarla en libertad, es elegido por el Parlamento para cumplir con el Brexit, en un país polarizado y que, de todas maneras, nunca se sintió realizado dentro de la Unión Europea. Pese a ello y respaldados por el constituyente primario, los laboristas impidieron que se convocara al pueblo a las urnas, en una manifiesta contradicción.
Por varios meses las encuestas se mostraron hostiles a Johnson, quién persistía en su deseo de anticipar elecciones, incluso en medio de una rebelión de veteranos dirigentes conservadores, a los que debió expulsar de la colectividad.
La dinámica política inglesa mostró que ese país no solamente es la más antigua democracia parlamentaria de Occidente, sino que funciona y permite que se lleven a cabo los grandes cambios que reclama la sociedad.
Todo ese gran debate que atrajo la atención internacional se dio en medio de los cambios que se producen en la economía mundial y cuando los Estados Unidos, promotores veteranos del libre comercio salen a defender su economía frente a China y otros países. Asunto que interesa sobremanera a Johnson, dado que uno de los problemas constantes de la membresía en la Unión Europea, era que eso le impedía mantener el trato especial con Estados Unidos. Entonces el Parlamento le otorgó poderes al primer ministro, lo que le permitirá negociar con Trump un tratado de comercio que beneficie a ambas naciones.
La votación en el Parlamento le da al líder conservador por medio de la ley del Brexit que presentó, las facultades para salir de la Unión Europea cuanto antes. El experimento es de enorme complejidad y muestra que Londres se la está jugando por el futuro y por resolver cual será el papel de su poderosa economía para avanzar en el desarrollo. A su vez, la Unión Europea, deberá activar todos los protocolos para que las partes no queden mal heridas y sigan un flujo comercial con nuevas condiciones para el Reino Unido.
Se ha fijado un plazo de un año para finiquitar la salida de la Unión Europea, los cambios son inmensos, siendo la solución política en primera instancia. Entre tanto, la economía deberá adaptarse a los nuevos retos que plantea la salida del colectivo comunitario. Johnson está fuerte ya que se convirtió en el político conservador más votado en casi medio siglo, lo que le facilita estar en condiciones de negociar y sacar ventaja del momento político. Y todo ello pese a que muchos conspiraron para mantenerlo bajo presión y contra las cuerdas.