El mundo ha tenido la oportunidad de seguir la evolución de la campaña electoral en los Estados Unidos, bajo los efectos del Covid-19, que conduce a situaciones sin antecedentes, bajo el peligro de que se haga realidad la manipulación de la opinión o la otra, de la democracia sin pueblo. Los famosos debates por televisión por poco se suspenden por cuanto el primero fue un desastre. Quizá por el efectismo que aconsejaron los asesores de Trump, para hacer aparecer como una momia a su contendor, efecto teatral que no prospera.
El segundo debate estuvo normal, pese a que los organizadores manejaron los micrófonos para evitar interrupciones, destacándose el papel responsable de la moderadora. Allí vimos a dos pesos pesados de la política en positiva controversia, que permitió que las gentes se hicieran su propio juicio sobre el porvenir y la conveniencia de seguir en el poder con Trump o cambiar de rumbo con Biden.
Esos dos personajes representan dos visiones contrapuestas del presente y futuro. Trump, considera que debe impulsar la economía y moderar la pandemia, para lo que promete para el año entrante una vacuna. En política exterior es adverso a socialismo subversivo. Biden, por su parte, acusa al republicano de haber sido flojo en el cuidado del virus y casi que lo hace responsable de sus desastrosos efectos. Ese aspecto parece que ha sido decisivo en la mentalidad de los votantes, al que a la oposición apenas le faltó decir que Trump, era el inventor de la pandemia.
Al aceptar su nominación en la convención republicana, Donald Trump se refirió a los trascendentales logros económicos de su Gobierno, donde linda con el pleno empleo y fustigó al contradictor demócrata, como un “destructor de la grandeza estadounidense". En efecto, hasta cuando llega súbitamente el virus a los Estados Unidos, Trump, parecía no tener contendor para renovar su mandato presidencial. Pese a que por esa época y desde mucho antes había roto con la mayoría de los grandes medios de comunicación, que son los mismos que están ligados a las encuestadoras. Trump, demostraba que podía sobrevivir pese a su pugna con los que se consideran dueños de la opinión. Así llega al poder y así se ha mantenido hasta el momento en confrontación casi permanente con los medios más prestigiosos. Así como pudo resistir unos 10 meses de campaña y constante presión y publicidad diaria en contra, como de publicación de encuestas y sondeos adversos. Otro político de menos carácter habría sucumbido frente a los poderosos de los medios. No se doblega, más quizá otra habría sido la evolución de la opinión de no tener tantos factores exógenos en contra.
Además, según Donald Trump, estos serán los comicios más importantes en la historia de Estados Unidos, puesto que se debate “El sueño americano" o vendrá “una agenda socialista que demuela el destino".
Biden, proclama en la convención demócrata: "Soy un orgulloso demócrata. Y estaré orgulloso de llevar la bandera de nuestro partido a las elecciones generales. Es con gran honor y humildad que acepto esta nominación para presidente de los Estados Unidos de América". Al triunfar buscaría la unión de los estadounidenses, la lucha por superar la crisis sanitaria y económica y la injusticia social. Y centra gran parte de su campaña en la propaganda de culpar a su contendor de mal manejo de la pandemia y de los resultados negativos económicos, sin reconocer sus anteriores logros en ese campo, ni que el tercer semestre fue altamente positivo, cuando ya millares habían votado. Maneja consignas y generalidades.
En esa síntesis de sus discursos centraron su campaña los dos contendores por la presidencia de Estados Unidos, que hoy se proclaman ganadores y por uno de los dos el Tribunal Supremo dirimirá el triunfo dadas las denuncias de fraude que hace la campaña de Trump.