El valioso informe de la ANDI sobre el hambre en Colombia debería estremecer a la sociedad y a todas las gentes que tienen que ver con la política, la economía, la educación y el desarrollo, como a las personas de toda condición que les interesa el futuro de Colombia. Ese estudio nos muestra que en algunas zonas del país estamos peor que en Biafra, en donde los niños que nacen hoy como carecen de seguridad alimentaria están cercados por el hambre, sin aliciente para el mañana, ni futuro distinto que sufrir, padecer el hambre y toda suerte de enfermedades.
La seguridad alimentaria y nutricional -según la FAO- se dan cuando todas las personas tienen en todo momento acceso físico, social y económico a alimentos en cantidad y de calidad suficientes en términos de variedad, diversidad, contenido de nutrientes e inocuidad para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos, a fin de llevar una vida activa y sana, y tienen un entorno sanitario y una salud, educación y cuidados adecuados. En el país tenemos 21 millones de personas que a diario pasan hambre y sufren todas las fatales consecuencias de la misma, en cuanto a la degradación de sus vidas. El malestar que agobia a esos millones de seres y las enfermedades que los aquejan, atenta fatalmente contra las posibilidades del desarrollo nativo, la seguridad social y el futuro del país. Esas personas rara vez consiguen escalar la barrera de la desigualdad, ni estudiar, ni subir los peldaños para superar la agobiadora tragedia en la que nacen y llevan a cuestas con inmenso dolor.
Se espera que mediante el esfuerzo conjunto del sector privado y el Estado, apalancado dentro del Plan de Desarrollo, “el país consiga aliviar la situación de millones de seres en los próximos años. La propuesta estratégica del Plan, parte de articular dos definiciones adoptadas a nivel internacional. El concepto de seguridad alimentaria y nutricional que ha tenido avances significativos a partir del enfoque del derecho a la alimentación y a la vida en condiciones dignas. Por esto, a partir de estos desarrollos conceptuales, Colombia le apuesta a un nuevo abordaje de la seguridad alimentaria y nutricional. Se espera que éste logre, por un lado, que la población priorizada, de acuerdo con criterios de exclusión y vulnerabilidad, tenga, de manera progresiva, acceso físico y económico, en todo momento, a una alimentación adecuada o a medios para obtenerla (Organización de la Naciones Unidas, 1999)”.
El informe muestra que de no actuar a fondo contra la desnutrición que se abate como una plaga nefasta sobre los colombianos más vulnerables, tendremos en Colombia un lastre tal de miseria y frustración colectiva que el país se vería afectado en todos los campos del desarrollo aumentando violencia y descomposición moral. No olvidemos que una buena parte de esa pavorosa crisis social es la consecuencia de la crisis del Estado, que no ha conseguido mantener la soberanía, el orden y el imperio de la ley en todo el territorio nacional, siendo que en la práctica el 70 por ciento del mismo ha sufrido durante más de medio siglo la violencia de las Farc, de las bandas armadas de distintas fuerzas, así como la constante depredación de su medio por cuenta de elementos ilegales. Sin contar los millones de seres desplazados del campo que van a engrosar los tugurios infectos de las grandes ciudades, junto con miles y miles de hermanos venezolanos que huyen del comunismo, con la inevitable consecuencia de más descomposición social y hambre.
El estudio señala los grupos más vulnerables y los planes a seguir para derrotar el hambre. Esto en un país con millones de kilómetros de territorio sin cultivar, que podría producir los alimentos básicos para alimentar a su gente y vender los excedentes agrícolas al exterior. Colombia figura entre los países de la región que más han retrocedido en materia agrícola y que por lo mismo importa miles y miles de toneladas de alimentos, que en su mayoría podríamos producir. Si viniese una crisis económica mundial, los efectos sobre nuestra población serian desastrosos y catastróficos. La seguridad alimentaria en gran medida es la base del equilibrio social.
Países como China y otros, comprendieron que un pueblo bien alimentado, educado y con mejores ingresos para aumentar el consumo interno, es clave para dar el salto económico al futuro.