Una mirada fugaz a la geopolítica internacional muestra conflictos y tensiones en aumento por la creciente inestabilidad política, la crisis económica y social en numerosas regiones del mundo. Como en otros grandes desafíos geopolíticos anteriores, la realidad supera la ficción. Lo mismo pasa con los problemas internos de algunas naciones que agravan el malestar con los vecinos. Los roces de las grandes potencias y los cambios se intensifican. Hasta ayer, parecía que China superaba mejor que el resto de grandes naciones el covid y la economía crecía. Hoy tenemos que se endeuda más de los esperado. En tanto los contagios globales del coronavirus aumentan, llegando a la estremecedora cifra de 250 millones. Ello afectará el turismo y la economía de diversas naciones, lo mismo que amenaza la salud de millones de seres en el planeta…
En China, gran parte de la población se vacunó, pese a los cual se producen estos contagios en cadena. Levantadas las restricciones, amenaza repetirse el mal en el resto del mundo. Estamos frente a situaciones de gravedad inmensa, pese a que por cuenta de la vacunación se estima que sobrevivirán muchas más personas que en meses recientes y durante la marea alta de la crisis. ¿Colombia, está preparada para otra dura prueba de esa naturaleza?
En Asia, tenemos el rearme de algunos países, incluso de Japón, que desde la Segunda Guerra Mundial se consagra a una política interna de persuasión pacífica y negociación diplomática. Más, por el desmesurado crecimiento militar de sus vecinos, toma la decisión de rearmarse. Corea del Sur está en lo mismo desde hace años, bajo la presión de Corea del Norte, convertida en polvorín. Taiwán, está en medio del huracán, por lo que desarrolla sus propias armas. India es una potencia que crece y aprovecha la tensión mundial para consolidarse. Además, se prepara para eventuales desencuentros con China. Turquía, intenta fortalecer sus efectivos militares y sacar ventajas de las tensiones de sus vecinos. Los países ricos del África buscan crecer y los países pobres, están peor que nunca. En Egipto, Palestina, Israel, Líbano, Siria, Irak e Irán, hasta Afganistán, amenazan enfrascarse en nuevos ataques. En tanto, Argelia y Marruecos se rearman.
Mientras la guerra de Rusia en Ucrania acrecienta las posibilidades de la extensión del conflicto a niveles nucleares, en los que no queremos ni pensar por sus desastrosas consecuencias.
Los Estados Unidos juegan un papel crucial con su enorme capacidad económico-militar, su economía parece resistir hasta ahora las mayores pruebas, incluso de la naturaleza, en invierno. El presidente Joe Biden, apoya a Ucrania en lo económico-militar, sin entrar de lleno en el conflicto, dada las terribles consecuencias que tendría. Mantiene su capacidad militar disuasiva global, en alianza con terceros países. Una de las armas más poderosas que se destaca hoy es la del potencial agrícola que salva a los Estados Unidos, a la misma Rusia y, naturalmente, a Ucrania. La seguridad alimenticia es crucial en estos momentos. Varios países de África retroceden por su debilidad en ese campo. Lo mismo que en nuestra región, la importación de alimentos y bienes, en tiempos de crisis, es ruinosa.
La UE choca con Rusia y está escindida en sectores de derecha, socialistas y demócratas moderados, pese a los cual mantiene debilitado su influjo internacional y peso económico. En tanto, Inglaterra gobernada por un premier hindú, se rearma y busca navegar en aguas turbulentas de la geopolítica.
Hispanoamérica involuciona, hemos perdido influjo a nivel internacional y en los organismos más destacados. Un socialismo decimonónico traspasa las fronteras de nuestros países, incluso en España, donde expulsan de sus tumbas a los héroes nacionales. Se desestimula la inversión y espanta al capital. Tenemos el espejo de Venezuela, qué de potencia petrolera mundial, pasa a país en ruinas. Argentina, agobiada por la crisis, así como Bolivia, Perú y Chile. En Brasil, con Lula, se teme lo peor. Uruguay y Ecuador, mantienen en alto la democracia. En tanto el sistema en Colombia sigue desafiado por los violentos, mientras el gobierno impulsa la paz total, la corrupción no cesa y es cuestionada la liberación de los condenados, desde el asfalto debemos defender la justicia, la libertad y el orden. En decisivo año electoral, esperamos que los anticuerpos del sistema institucional funcionen.