"El país espera propuestas y debates de presidenciales”
Por cuenta de las elecciones parlamentarias y el agregado de las consultas presidenciales, al mismo tiempo, se produjo en el país un interesante fenómeno de opinión en torno a Gustavo Petro e Iván Duque. Para algunos, los millones de votos que sacó Duque, por el síndrome de las consultas lo convierten en un virtual presidente. Para otros, pasa lo mismo con Petro, en tanto dicen, no tenía maquinaria y ni siquiera con un equipo para llevar al Congreso, por lo que les parece que con los votos que obtuvo puede tomar impulso y doblar su votación. Un animador de radio decía que Duque es la nueva estrella que apareció en el firmamento de Colombia, por lo que va resultar irresistible en la próxima contienda electoral. Unos pocos advierten que Petro sigue siendo potencialmente peligroso, dado que el triunfalismo se ha apoderado de los ganadores del otro bando. Siempre ha sido complejo administrar la victoria, por lo que mucho pan se quema en la puerta del horno.
Por mi parte, por estar las últimas encuestas ligadas al fenómeno de las consultas, con los resultados conocidos, las más recientes muestran esa situación y no sorprenden. Por supuesto influyen en las gentes. Algunos dicen que para qué ir a elecciones si las encuestas ya determinaron quien será el próximo gobernante. Pero ello es incierto. Después de la pausa de Semana Santa vendrá la campaña presidencial a fondo. Es verdad, como yo lo había dicho, que el crecimiento portentoso del partido de Germán Vargas Lleras no le ha dado por el momento el impulso que debiera en la campaña. Pronto tendremos los verdaderos debates y desafíos, lo mismo que la reflexión sobre la capacidad ejecutiva y las propuestas de cada quien.
Lo más importante de las anteriores elecciones es que le permitieron a las fuerzas de derecha alcanzar un 70 % del Congreso, que lo más posible es que sea presidido por el caudillo Álvaro Uribe. Ello garantiza que las reformas que se requieren las impulse la derecha. Entre ellas, de las más importantes, sería modificar el sistema de elección de los senadores, que es perverso y se presta a toda clase de triquiñuelas. El próximo Congreso abocará estos temas. Si no lo hace, la crisis del Estado se convertirá en galopante. Expertos de universidades del exterior sostienen que el fraude sigue siendo gigantesco en Colombia, pese a los esfuerzos del señor Registrador Nacional. El sistema electoral en toda su estructura está permeado, lo que permite que algunos jurados hagan fraude, que los formularios se alteren, que no tengan la huella de los que votan, que se anuncien cantidades de votos que no corresponden a un candidato el mismo día de los resultados, para después modificarlos a su favor. El fraude se da en todas las instancias. En una Universidad de los Estados Unidos, según un exministro y exembajador colombiano que escribe en El País, de Cali, se calcula en tres millones de votos. Se advierte que los votos que se recolectaron en Venezuela se manejan a cuenta gotas por cuenta de un poderoso magistrado del sistema electoral. En tanto utilizan el caso de la senadora conservadora de Barraquilla, que entregaba dádivas a sus simpatizantes como si fuese el único en el país de manipulación de electores. El expresidente Álvaro Uribe advierte con insistencia sobre el fraude en las pasadas elecciones presidenciales.
También se discute qué tan de derecha son unos y otros. Así como otros reclaman su pertenencia al centro y el centro derecha. En realidad en Colombia no se dan las mismas divisiones europeas de derecha e izquierda. Entre nosotros no existen partidos de extrema derecha, como el neofascismo en Europa o los racistas nórdicos como tampoco aquí estuvimos inmersos en la guerra mundial. Por lo tanto se da la coincidencia de que los candidatos de derecha son de origen liberal y neoliberal. Lo mismo que el Partido Conservador, que no carta presidencial. Por ello lo fundamental, en este momento, es aprovechar que son políticos de orden, que los une el ideario de derecha para que hagan un pacto en el Congreso y se avance, en la próxima legislatura, en la política de cambio.
Una vez más es importante destacar el esfuerzo programático del candidato Germán Vargas Lleras, un político experimentado y curtido en buena lid. Él debe traducir sus teorías de gobierno en unas pocas palabras y consignas sugestivas de lucha, dado que el público colombiano es más emocional que sustantivo. Los buenos generales no preguntan si todo está a su favor, sino que determinan el momento oportuno de dar la orden de combate.