LAS noticias que llegan del Perú no pueden ser más adversas para los verdaderos demócratas. La izquierda afecta al boliviano Evo Morales, prevalida de las prerrogativas que otorga la democracia, incluso a cuantos la combaten, como de la división de las derechas, ha conseguido llevar al poder a un hirsuto maestro de escuela, que más parece un montañero ignorante, que un supuesto educador. Como la izquierda en nuestra región suele ser amorfa, anacrónica, disolvente y caduca, en el Perú algunos siguen el supuesto indigenismo de Evo Morales, al que admira en extremo el flamante presidente peruano Pedro Castillo. Sin importarle que su ídolo cayera, entre otras cosas, por abusos de poder y cargos dolosos. Lo que importa es que ambos llevan el rotulo del odio de clases y el rechazo a los valores hispánicos y occidentales. Y que, en cierta forma, pretenden ser una suerte de talibanes destructores, en este caso del legado hispánico general en estas tierras. Por eso, manifestó que no viviría en el Palacio Pizarro, es posible que prefiera una carpa o una morada cualquiera. Es cuestión de gustos y de desconocer los valores de la democracia, al tiempo que Por cuatro días se mantuvo en una suerte de clandestinidad casera, que desató una serie de rumores sobre reuniones clandestinas con terroristas y luego se instaló en el Palacio.
El discurso de Castillo, quien posiblemente se cambiará el apellido por pluma roja o algo por el estilo, es famoso por la incoherencia y las contradicciones que difunde, lo que no impidió que sedujera a la mayoría de electores, que no votaron por él, sino en contra de la señorita Keiko Fujimori. Es decir, sufragaron contra el sistema, contra los empresarios, contra los dirigentes políticos de la derecha dividida, contra la familia tradicional, la misma democracia que pretenden demoler.
La designación de Guido Bellido, como primer ministro, produjo una suerte de escalofrío entre los verdaderos demócratas peruanos, puesto que es un político reconocido por su extremismo y estar ligado a los sectores más oscuros de la política peruana cercana a los violentos. Bellido, es investigado por defender el terrorismo extremo, como el que practicó Sendero Luminoso, dejando un reguero de sangre. Héctor Bejar, el veterano izquierdista radical al asumir el cargo de Canciller, decidió aliarse a la izquierda extrema internacional y activa sus contactos con la misma. Y así una serie de nombramientos producen la mayor inquietud en las personas pensantes y pacíficas del país.
Los políticos tradicionales desacreditados por los sucesivos casos de corrupción, como los que llegan al Congreso dizque a combatir ese mal, facilitaron el ascenso al poder de Castillo, conocido en la izquierda como pluma roja, al que vota una población harta de politiqueros sin escrúpulos y prefieren un pirómano o cualquier otro que no sea de la casta oficial. Dicen que Castillo va dejar la carne, la gallina, no gusta montar a caballo, el jugo de naranja, ni de los comestibles que trajo España a la región. No quiere saber nada de la Península, ni le importa enterarse de que los españoles de la actualidad descienden de los que no vinieron al Nuevo Mundo. Por lo cual, se teme que impulse un racismo absurdo contra los criollos del Perú. Tampoco, le importa la historia universal, que es la de las guerras, mezclas de razas, choque de civilizaciones, cambios intempestivos, invasiones y renovados intentos de entendimiento civilizador. Pareciera que lo obsesiona el odio al otro, al que no le gusta.
Lo anterior puede llevar a Castillo a un choque de trenes con el Congreso, varios parlamentarios hablan de destituirlo. Al mismo tiempo pluma roja está por la Constituyente. Hasta ahora no ha manifestado nada sobre el problema número uno del Perú, que tiene la más alta mortalidad en el mundo por cuenta del covid-19, ni se ha ocupado de los temas decisivos de la economía, apenas balbucea que considera rebajar los sueldos de los ministros.
Al posesionarse del cargo dijo lo mismo varias veces a modo de los autistas: “juro por Dios, por mi familia, por mis hermanos y hermanas, campesinos, pescadores, docentes, profesionales, niños, jóvenes y mujeres, que el cargo de presidente en el periodo constitucional 2021-2026. Juro por los pueblos del Perú, por un país sin corrupción y por una nueva Constitución". Así que el Perú está hoy al borde del abismo y las Fuerzas Armadas, carecen de un conductor capaz de salvar el país.