La hispanidad se plantea tardíamente, así existiese de siglos. Como lo recuerda Maeztu, el obispo Zacarías de Vizcarra, en 1926 introduce el término “Hispanidad” para designar la coincidencia espiritual de las personas y las naciones herederas de quienes forjaron el Imperio Español. Aquí los conservadores en el siglo XIX postulan la cultura contra la barbarie. En determinadas circunstancias la defensa del orden implica un cambio sustancial de lo político e incluso de las leyes.
Entre los políticos y héroes a los que se les han levantado estatuas en Colombia y que hoy los revoltosos buscan destruir, figuran Simón Bolívar y Julio Arboleda; el primero nacido en el seno de la hispanidad americana invierte los valores y conquista por sus armas la libertad para crear a Colombia. Don Julio Arboleda, notable hispanista, es conocido como el poeta soldado, amigo de pronunciar la z. Hasta en animados versos combatía el socialismo. Arboleda es el primero en campaña política en usar aquí el nombre de conservador, que provenía de los bolivarianos que antes eran denominados por sus antagonistas de “serviles”. Político brillante y guerrero formidable, que defiende contra el general Mosquera, el gobierno legítimo de Mariano Ospina Rodríguez, Arboleda, al ser reconocido como presidente de facto, derrota militarmente al gobernante del Ecuador, Gabriel García Moreno, cuando este invade a Colombia.
Tanto Bolívar como Arboleda, merecen ser recordados en el mármol por sus grandes servicios a Colombia. Como el gran mariscal Antonio José de Sucre, cuya estatua ensucian en Chapinero, quien libra la batalla del Portete de Torqui en la que defiende a Colombia y derrota las fuerzas militares del Perú acaudilladas por su gobernante, lo mismo que en Ayacucho conquista la libertad de América. Entre otras cosas, Bolívar y Sucre, campeones de la libertad, descendían de conquistadores y fundadores de pueblos, que al cumplir América en la evolución la mayoría de edad deciden “conquistar” la libertad del terruño americano.
Los revoltosos que derriban monumentos de conquistadores para negar sus hazañas y atacarlos a mansalva olvidan que varios de ellos nacieron en América y fueron hijos de españoles, por padre y madre, o descendientes de españoles cruzados con criollas o aborígenes. El esfuerzo colonizador y civilizador a partir del descubrimiento del Nuevo Mundo se mantuvo en Colombia hasta bien avanzado el siglo XX, y el pueblo por excelencia que hizo esa tarea ciclópea y misional de tumbar monte y selva para aprovechar la tierra y cultivarla, ha sido entre nosotros el antioqueño. Y aún queda mucho por civilizar. Esa mezcla de españoles y criollos con elementos de otras partes del país viene a producir, en cierta forma, lo que se conoce como “la raza cósmica” para utilizar el término introducido por José Vasconcelos.
En Colombia carece de sentido el racismo blanco, indígena, negro o mestizo. Somos una raza nacida bajo el sol tropical y que se extiende por valles y montañas. Precisamente en el conservatismo tuvimos dirigentes de diversas estirpes. El conservatismo ha proclamado el hispanismo, como lo hicieron con elocuencia Julio Arboleda, José Eusebio Caro y el gran humanista Miguel Antonio Caro, así como Álvaro Gómez.
Lo hispánico no es racial, es una forma existencial de ser y ver la vida en lo espiritual. Son hispanos, así algunos no lo sepan -no importa el lugar donde hayan nacido- todos aquellos que piensan en castellano y son capaces de entender “El Quijote”, al caballero altivo y tocado que se ennoblece así mismo. Por lo tanto, la estatua de Isabel la Católica debe ser devuelta a su pedestal en Bogotá, puesto que fue la mayor defensora de los indígenas e impidió su exterminio. Así como la de Colón. Lo hispánico trasciende el igualitarismo de la revolución francesa. Por supuesto, el país con más hispanos en el mundo es Colombia, puesto que siendo Castilla la que da en España origen al castellano y notables hazañas por liberarse de los moros, en distintas regiones de ese país hablan otras lenguas.
Nos duele España en donde el rey Felipe VI es acorralado por los socialistas en el gobierno que lo empujan a la encrucijada de ser signatario del indulto a los separatistas catalanes que están por desgarrar el país y descalabrar la Corona.