“Hoy podría ser la tabla de salvación”
Núñez, como político colombiano emerge de Panamá, lucha por mantener la unidad nacional, vacilante; en una de las tantas insurrecciones de los sectores díscolos panameños, le pide a Rafael Reyes, que rescate la soberanía nacional en misión que cumple venciendo dificultades enormes, con un modesto ejército y demostrando una audacia insuperable y capacidad como fino estratega y duro soldado de reprimir el alzamiento.
Muerto el estadista cartagenero se esperaba que Reyes fuese el sucesor de Caro, al que salva de caer por cuenta de la rebelión radical del 95, que aniquila mediante la guerra relámpago. Mas Caro, humanista e ideólogo eminente, no veía con simpatía al impetuoso hombre de acción y caudillo. Así que forja la coalición entre nacionalistas e históricos, con Sanclemente y Marroquín, esperando que el primero se quedase en Buga y asumiera el segundo, al que esperaba orientar con facilidad. Las cosas salieron mal: picado por la mosca presidencial, pese a sufrir del corazón, Sanclemente se vino a Bogotá, donde José Vicente Concha, presidente del Congreso se niega a posesionarlo, gestión que corona apelando a sus amigos de la Corte Suprema de Justicia.
A principios del siglo XX, tras la desgarradora Guerra Civil de los Mil Días, es elegido presidente el general Rafael Reyes; el gobernante más emprendedor de nuestra historia, quien recibe una administración pública en ruinas, con el Banco Nacional quebrado, por haber roto, entre otras cosas, el famoso dogma establecido por Rafel Núñez, de los 12 millones, que implicaba que esa suma que recaudaba anualmente el gobierno, las emisiones no superaran dicho monto. Por cuenta de los costos de la feroz contienda, el gerente del Banco, con el visto bueno de agentes oficiales, emitió moneda clandestina para pagar sueldos y gastos extraordinarios. Pese a la destrucción causada por la guerra fratricida y la debacle económica, del golpe de Estado que sufrió el presidente Sanclemente, por cuenta de los soldados al servicio del sector nacionalista, asume la presidencia Marroquín, gramático, literato, poeta y rico hacendado bogotano, sin experiencia en las lides político-económicas, que pese a todo consigue mantenerse en el poder y sostener el ejército conservador que gana la guerra.
En tiempos de tan difícil gestión de Marroquín, por cuenta de la insurrección armada para volver al modelo radical anacrónico, cuando la banca particular manejaba los fondos del Estado débil, se lleva la guerra al Istmo y se abren las heridas que conducen a perder Panamá, fracasado el proyecto de hacer el Canal con los franceses. Panamá hacia parte de Colombia desde los días del Libertador Simón Bolívar y la Gran Colombia.
Reyes asume el poder. Quebrado el Banco Nacional, sin fondos para pagar nómina. Un país rico en minerales y tierra para la agricultura, estaba en la miseria, por incapacidad de financiar e impulsar el desarrollo. Le solicita ayuda a la banca privada y les ofrece que cobren las rentas y se paguen el préstamo directamente, administrándolas. Los banqueros privados se niegan. Entonces, apela a los hombres de negocios que se asocian con el Estado y fundan un Banco mixto, que sortea la crisis, hasta pagar deuda externa y financia el desarrollo.
¿Cómo fue posible el milagro político-económico de Reyes? Mediante la visión de estadista, gobierna con mano dura, moviliza las energías nacionales al desarrollo y procura intercomunicar y unificar el país, como acabar con la violencia partidista, multiplica las obras públicas para generar empleo y se adelanta al famoso economista Lord Keynes. Antecedente desarrollista colombiano de Reyes, que proclama Álvaro Gómez, y que hoy podría ser la tabla de salvación para su aventajado discípulo Iván Duque.