“Duque se resiste a gobernar para el Régimen”
Un informe de El País de Madrid, diario de tendencia socialista, sobre el primer año del presidente Iván Duque, replantea la monserga que desde el primer día han estado difundiendo los contrarios políticos de su gobierno que pretenden domesticarlo y atraerlo con la finalidad que rompa con su jefe y amigo Álvaro Uribe. El prestigioso diario planea que “No queda claro cómo el joven presidente (43 años, ninguna experiencia previa de Gobierno) se propone corregir el rumbo que amenaza su presidencia. Su mentor, el expresidente Álvaro Uribe, se opuso de forma férrea a los diálogos de La Habana con los guerrilleros de las Farc. Pero el perfil moderado que cultivó Duque durante la campaña fue uno de sus mayores atractivos electorales. Como presidente de todos los colombianos, Duque necesita ahora alejarse de las posiciones más radicales y de los sectores más intransigentes de su propio partido. Haría bien en concentrarse en lo que une a sus compatriotas. Su formación, el Centro Democrático, ha tomado la dirección contraria. Las tensiones son palpables”.
No conozco ningún caso en el cual el expresidente Uribe se opusiese al diálogo con las Farc. El diálogo es consustancial con la política. En lo que no ha estado de acuerdo Uribe es en capitular en la negociación con la Farc, postura que compartimos. Por lo demás, la cadena errática de perdonar a los que desafían con armas el Estado y se lanzan por la vía del terrorismo a doblegar el gobierno, debe terminar con una victoria militar. Mientras se siga haciendo concesiones a los que se involucran en el “negocio” de la violencia, no habrá paz en Colombia. Eso lo tiene muy claro el presidente Duque, no se trata de que sea un títere de Uribe, sino de una de sus más íntimas convicciones. Duque tiene un compromiso con los que contribuyeron a llevarlo al poder, un compromiso con Colombia y para cumplir puede ser consecuente con sus copartidarios y el resto de los colombianos. Así que ni Duque hace la plana que le dicta Uribe, ni Uribe se inmiscuye en el manejo del gobierno. Duque, para consagrar la paz definitiva en Colombia, debe restablecer a plenitud el Estado de Derecho, el triunfo del imperio de la ley consagra la paz, para lo que debe contar con unas Fuerzas Armadas leales y capaces. Como muchos otros de los críticos del gobierno, la solución para salir bien librado es tender la mano a los adversarios de la víspera y dar la espalda a sus amigos, para salvar los tres años de gobierno que le restan.
Nada de eso influye en el ánimo de Iván Duque, quién tiene muy claro que para hacer un buen gobierno debe practicar una política limpia, puesto que de no hacerlo podría terminar cercado por el Régimen, del cual tanto hablara Álvaro Gómez y que sigue vivo y coleando. Claro, por supuesto, los agentes de Régimen están en todas partes, en principio como los roedores en los lugares por donde se encuentra el queso presupuestal. El solo hecho de que el gobierno se resista a gobernar para el Régimen ya es un avance. No es nada fácil la tarea de Duque, de hacer la faena como los buenos toreros exponiendo el pellejo y con una cuadrilla, en algunos casos de novatos.
El País, sigue: “Como presidente de todos los colombianos, Duque necesita ahora alejarse de las posiciones más radicales y de los sectores más intransigentes de su propio partido. Haría bien en concentrarse en lo que une a sus compatriotas”. Lo que quiere Colombia es la paz, el imperio de la ley, que los corruptos de toda índole no sigan deslizando su garra abusiva por el presupuesto oficial. Es lo mismo que busca Duque, con el apoyo de cuantos están con su gobierno y de la sociedad civil. Si el gobierno logra derrotar a las mafias que escamotean los dineros públicos, los que evaden el IVA y cuantos están comprometidos en asaltar los fondos estatales, el Régimen recibirá un golpe decisivo, que podría contribuir el día que se acabe la figura de los senadores nacionales, con una buena parte de la corrupción que tiene de cabeza las finanzas públicas.
Cómo según todas las encuestas la población en su mayoría está contra la corrupción, ese es el norte que le dará el mayor apoyo popular al gobierno. Entregarse al Régimen, como surgieren los que lo invitan a romper con Uribe y sus amigos, sería un suicidio político. Para cumplir el noble objetivo de alta política del gobierno se requiere pulso y manejar los grandes temas con altura, como lo viene haciendo con la población de Venezuela que arriba al país, como lo sigue haciendo en la defensa a ultranza de la democracia y en no repartir en su mandato mermelada para que siga el festín de la corrupción.