Desarrollismo y economía de guerra | El Nuevo Siglo
Domingo, 12 de Abril de 2020

“Desarrollar cultivos y apoyar emprendedores”

Estamos en una guerra no deseada ni presentida, casi sin antecedentes tan letales y de horror como los que padecemos. La aldea global es atacada en sus entrañas por el Covit-19; en más de 180 países ha penetrado el mortal virus, con millares infectados y crece de manera implacable el número de fallecidos. Se lucha por la protección de la salud y los gobiernos apelan a la cuarentena para aislar la población y evitar en lo posible más contagios. El presidente Iván Duque y sus colaboradores están en eso, dando sin descanso ni tregua la batalla por defender la salud de los colombianos, y todos colaboramos por abatir la pandemia y que el país salga fortalecido al superar el Covit-19. 

Surge el fantasma de la recesión y estancamiento económico. Empresarios de la talla y visión de Arturo Calle, sostienen que: “Si hay más cuarentena, ninguna empresa aguantará”, en declaraciones a Noticias Caracol donde advirtió que la economía está en ceros y retrocedida en un 70 u 80 %. Calle da trabajo a 6 mil personas; con sus almacenes cerrados y un público acuartelado y sin ingresos, resulta imposible subsistir. Si no llega la oportuna ayuda a la población para que consuma, los negocios que consigan reabrir caerán muy pronto.  Entonces, el aislamiento forzoso en sus consecuencias económicas sería peor que la enfermedad.

En casos como éstos, en los cuales por la magnitud del desafío se debe apelar a una economía de guerra, tenemos las propuestas de Álvaro Gómez sobre el desarrollismo, cuando proponía librar la guerra contra el atraso colombiano y sacar el país del monocultivo cafetero. Él identificaba, entonces, algunos sectores de la producción donde la empresa privada podía competir con ventaja si hacíamos buen uso de nuestras materias primas y aprovechábamos el valor agregado para exportar. Consiguió instaurar la planeación en la Carta del 91, precisamente para que el Estado contribuyese a fomentar el desarrollo. Hoy no podemos esperar a que el mercado solucione nuestros problemas, cuando estamos al borde de la recesión y la desesperación en los tugurios, en donde en algunos casos la gente teme morir de hambre, y la clase media se gasta sus ahorros en la soledad de la desesperanza.


En Estados Unidos, el gobierno ha dispuesto enviarle cheques a la población para que pueda subsistir y mantener el consumo en medio de la crisis y el aislamiento en algunos lugares del país. En Brasil, 30 millones de trabajadores reciben un subsidio con la misma finalidad. Aquí debemos apelar a medidas similares…


En su esquema del desarrollismo  se dolía Álvaro Gómez, del abandono de nuestra agricultura y los desastrosos efectos de la violencia en los campos, donde efectuando una reforma productiva y colonizadora como la que hizo en su momento el Brasil, obtuvieron la autarquía agrícola y ganadera, al tiempo que pasaron a exportar. Colombia dejó de ser país agrícola e importa miles de toneladas de alimentos.

El ministerio de Agricultura y los organismos relacionados deben hacer un esfuerzo macro para desarrollar los cultivos y apoyar emprendedores. Debemos promover la huerta casera en ciudades y aldeas, para evitar la hambruna y la enfermedad, en especial entre los niños que ven frustrada su existencia y su futuro en la desesperanza.