La oposición al gobierno del presidente del Ecuador, Guillermo Lasso, orientada en buena medida desde Bélgica por el expresidente Rafael Correa, se dedicó desde el poder legislativo a hacer ingobernable el país. Pese a los grandes esfuerzos del gobierno por impulsar la economía, racionalizar el gasto público y estimular la empresa privada, el comercio y la industria, como para generar más empleos, debió manejar la crisis mundial sin poder tomar medidas monetarias de fondo, puesto que el país está dolarizado y sufre de manera inevitable los efectos de los coletazos del dólar, sin poder emitir o reducir el circulante, ni tomar medidas propias para defender por la vía monetaria su economía, al vaivén de los efectos negativos o positivos de la divisa estadounidense.
Pese a las enormes dificultades financieras y políticas, el presidente Lasso resiste el temporal negativo internacional por cuenta de la guerra entre Rusia y Ucrania. Lo mismo que logra mantener la producción y estimular las exportaciones. Además, su gobierno figura en nuestra región entre los que atendió a tiempo y que vacunó contra el covid-19, de manera rápida y eficaz. Se ocupó de combatir la corrupción y llevar a los mejores a la nómina oficial. Esto en medio de un crecimiento pernicioso y peligroso de las narcomafias, en guerra sangrienta por el control de los puertos y las rutas de la droga, que ha dejado centenares de muertos en el país. Sin que pudiese evitar que, desde el Congreso, casi a diario, los legisladores lanzaran injustas diatribas contra el gobernante y sus positivas medidas, con el único propósito de impedirle gobernar y desprestigiarle a todo trance.
Esa feroz y artera oposición que por lo general sigue los dictados de Correa, después de las elecciones de febrero decidió hacer ingobernable la República, incluso, intentando defenestrar al gobernante desde el Congreso, al amañar un juicio político a todas luces sin fundamento, ni pruebas. La carcajada de la oposición que vitupera a diario a Lasso se convierte en una mueca cuando él confronta el Legislativo, mediante el Decreto Ejecutivo 741, para disolver la Asamblea invocando la “muerte cruzada”, así llamada porque el presidente se ve obligado a dejar el poder cuando se verifiquen las nuevas elecciones. Mientras, gobierna por decreto supeditado, al control constitucional.
La salida política de Lasso se inspira en el sistema constitucional y linda con la democracia absoluta, al apelar al constituyente primario para que le devuelva el equilibrio político al país, lo que no es una tarea sencilla, dado que el gobierno zaherido por la oposición viene cayendo en la opinión pública del 70% al comenzar su mandato al lacerante 10 % de hoy. En Francia, durante la famosa revuelta del 68, el general Charles De Gaulle, disolvió la Asamblea para convocar a los franceses a la reconstrucción nacional de la democracia. El general encabezó la gran marcha en París, acompañado de las figuras más valiosas de la inteligencia y la política del país, gesto que conmueve a la nación y consigue voltear la torta y darle un estruendoso triunfo al gran dirigente político.
Hoy la situación del Ecuador es muy distinta a la de Francia. Pese a ello se le reconoce a Lasso una dignidad y una eventual capacidad de convocatoria poderosa, mientras que el país vive una lucha implacable entre las mafias que penetran la política, los cuerpos policiales, la justicia y las autoridades, como los estamentos sociales. En febrero Lasso las desafió y propuso de manera plebiscitaria la extradición, como arma para combatir el crimen. El pueblo, que a diario protesta contra el poder de la mafia y sus sicarios, como contra la delincuencia común, no acompañó al gobernante en tan noble iniciativa. Se cuenta, entre los mejor informados de la política local, que el dinero corrió por millares de dólares para conseguir que la poblada le diera la espalda a Lasso en la empresa de limpiar los establos de la política.
Aun así, el presidente Guillermo Lasso ha tenido la audacia y la grandeza de convocar de nuevo al pueblo a que reflexione y lo apoye en el esfuerzo de salvar la democracia.
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La súbita partida de Telesforo Pedraza, un político de casta, populachero y contertulio sagaz del acaecer político, nos sorprendió y recuerda su valía y exclusivos méritos para defender intereses conservadores y acomodarse a los vaivenes de la política.