Las encuestas muestran la simpatía de la población por los precandidatos electorales que comienzan a calentar motores con miras a llegar a la Casa de Nariño, sin que en la mayoría de los casos se conozcan hasta ahora sus iniciativas en materia política, económica, social y de justicia, mucho menos de política internacional, atareados en la recolección de firmas. La ausencia de propuestas en asuntos geopolíticos, muestra de alguna manera el parroquialismo del debate electoral nacional.
Para nadie es un secreto que el manejo de las relaciones con Venezuela es clave, cuando la crisis económica se abate sobre el vecino país, con el cual tenemos una frontera común porosa con un límite internacional continuo de 2.219 kilómetros, con un total de 603 hitos que demarcan la línea divisoria En la medida que cunde la desesperanza entre los venezolanos, millares a diario deciden venir a Colombia o cruzar nuestro territorio para seguir a otros países. Por los ríos de Arauca se mueven las familias que abandonan Venezuela, lo mismo que contrabandistas y milicianos del Eln. Por la Guajira sigue el contrabando y la movilización de la diáspora venezolana al exilio. La frontera caliente por la cual se mueve la mayor cantidad de gentes es la de Cúcuta, por donde cruza una marea humana que semeja un gran hormiguero. Se calcula que a diario cruzan la frontera por esa ciudad unas 25.000 personas, en total sumando las otras zonas fronterizas unas 45.000 para ingresar al territorio de Colombia, muchos para quedarse. Se calcula que un millón de venezolanos han arribado a al país. Hasta ahora casi todos los precandidatos guardan silencio sobre su política a seguir con esa población hermana en apuros.
Las relaciones con los Estados Unidos son vitales para Colombia puesto que parece que se retrocede con esa potencia y se vuelven a narcotizar dado el aumento de los cultivos ilícitos. Apenas el año pasado, informan de Washington, que los cultivos ilícitos han crecido en el país el 42 % (159.000 hectáreas) y el 60 por ciento en cuanto a la protección potencial de cocaína durante el año 2015, con un incremento aún mayor en el 2016. El presidente Donald Trump acaba de anunciar que podría descertificar a Colombia por esa razón. Y advierte: “el gobierno de EEUU consideró muy seriamente designar a Colombia como una país que ha fallado de una manera clara en adherirse a sus obligaciones bajo los acuerdos internacionales de lucha contra las drogas dada el extraordinario crecimiento de los cultivos y producción de coca en estos últimos tres años, incluyendo un récord en los cultivos en estos últimos 12 meses".
Ningún precandidato se ocupa -por ahora- de analizar el TLC con los Estados Unidos, ni los asuntos migratorios que son tan importantes. El Plan Colombia, que ha sido el mayor logro de la lucha común contra la subversión, quedó mal herido por efectos de la negociación en La Habana con las Farc. Habrá que renegociar la relación con Estados Unidos teniendo en cuenta nuestra amistad y los intereses comunes con esa potencia, en caso que la derecha gane las próximas elecciones y si consagra la unidad, a sabiendas que la zona periférica del país sigue en manos de los violentos y es mínima la presencia del Estado, sin contar que no todos los milicianos de las Farc renunciaron a la violencia.
Es de anotar que casi nadie se pellizca con los últimos sucesos de Colombia en la Corte Internacional de La Haya, en donde después de haber sostenido el gobierno la incompetencia de ese Tribunal para resolver las demandas con Nicaragua y de denunciar el Pacto de Bogotá y advertir con razón de la inaplicación de fallo sobre el pleito limítrofe entre ambas naciones, vuelve a esa jurisdicción. En el misterio siguen las razones oficiales para cambiar de política sobre la marcha en el pleito con Nicaragua. Se estima que al acogerse a la jurisdicción de La Haya pasarán unos meses y quizá un año en el cual ese Tribunal fallará sobre las millas que aspira Nicaragua a engullirse hasta las playas de Cartagena. Para entonces tendremos otro gobierno pero con mayor razón se le debería informar a la Nación sobre ese pleito en crucial y pedir la opinión de los candidatos sobre estos temas y otros vitales de política exterior.
Otro punto esencial es el endeudamiento externo que con más de US $120.000 millones, ya supera el 40% de Producto Interno, en tanto se produce el retiro precipitado de empresas extranjeras en desacuerdo con los altos impuestos del país.