El diario El Español, al referirse a la reacción del presidente Pedro Sánchez, frente a la derrota en los comicios del pasado domingo, dice: “El presidente ha aumentado notablemente los decibelios de su discurso este miércoles. Ante los diputados del Psoe en el Congreso, ha comparado a Alberto Núñez Feijóo, con Vox y líderes internacionales de la extrema derecha y ha dicho que "el Partido Socialista debe parar esa ola reaccionaria".
“Con sus palabras, Sánchez da el pistoletazo de salida de la campaña electoral del próximo 23 de julio, aumentando la tensión y planteando las elecciones generales entre dos bloques. O los socialistas, o "la extrema derecha y la derecha extrema", agrega.
También indica que “Sánchez ha reconocido que es incómodo que las elecciones caigan en pleno verano y que a todos nos coge cansados", pero ha asegurado que era imprescindible hacerlo porque "lo que se decida el 23 de julio será decisivo para España".
Lo primero que se debe esclarecer es que el tono de Sánchez, cuando convocó a los pasados comicios fue desafiante y sensacionalista, presentándose a sí mismo como una figura providencial, que convocaba a arrasar en las elecciones, cuando en realidad manipuló los recursos del Estado y los que recibe de la Unión Europea, con la finalidad de sumar adhesiones, en especial de los sectores regionalistas y separatistas, con tal de obtener una supuesta mayoría. En tanto, castigaba con impuestos a los empresarios y generadores de empleo. Se ensañó contra la dirigente Isabel Díaz Ayuso, para negarle a Madrid los recursos que le corresponden, sin por esto conseguir voltear el voto cantado por España. Puesto que lo que se jugaba en esa elección era defender a España o perecer con el socialismo decimonónico de Sánchez, de la misma estirpe del que estamos sufriendo en Hispanoamérica.
Esto ocurre en una España que ha respetado las reglas de juego de la democracia. Por supuesto, Sánchez tiene claro que en julio son vacaciones en su país y que los madrileños salen de la ciudad, buscando el alivio en verano del mar. Por lo que hace el cálculo de que podrá salir avante, en particular si las derechas sobreestiman los resultados del domingo pasado, se confían o les llegan a faltar fondos para una elección tan seguida.
Considero que la madurez política española prevalecerá, incluso algunos de los obreros y gentes de menores recursos que votaron por Sánchez, lo mismo que varios separatistas desengañados que estuvieron por compromiso con sus jefes, al ver los pésimos resultados en lo económico y político del gobierno, en ciertos casos votarán por España. Puesto que las cartas en estas elecciones están marcadas: Alberto Núñez Feijóo, representa la España tradicional y de orden, es un moderado y centrista, apoyado por la señora Ayuso, quién, a su vez, defiende los valores de la España eterna, junto con el eventual apoyo de Vox, así por el momento no se hayan definido las cosas.
El papel de la señora Ayuso, enfrentada a Sánchez con una política de cara al pueblo, así como de defensa de los puestos de trabajo y de fortalecer la seguridad, el imperio de la democracia, la ley, la libertad y mejorar la calidad de vida de todos, lo mismo que apoyar la rebaja de impuestos a las empresas que más generan empleo, la han convertido en una figura estelar de la política española, decisiva para el triunfo del PP.
Se descuenta que la gran masa del pueblo español respalda la monarquía. La corona une a los españoles en estos tiempos de crisis y de rivalidades regionalistas y separatismos fracasados e infecundos.
El Rey Felipe VI ha manejado con altura y diplomacia la crisis y superado las trampas de los enemigos enquistados en el sistema. Se palpa un abismo de diferencia entre la democracia española y la colombiana. Allí se defienden ideas y proyectos en civilidad, aquí se frena la acción de los militares, el 70% del territorio es amenazado por los subversivos y desde el balcón presidencial se convoca a la insurrección.