Historias inconclusas
Si 2011 pasa a la historia con algún mérito será acaso por las historias que vio nacer y aún no concluyen, y cuyo desenlace solo se conocerá en unos cuantos años.
Para empezar, la mecha que encendió el joven Bouazizi, y que por ahora se ha llevado por delante a los mandamases de su Túnez natal, de Egipto, y de Libia; que tiene en la cuerda floja a los de Yemen y Siria; que allanó el camino a tímidas reformas en Marruecos y Jordania; y que desvela a las monarquías del Golfo Pérsico; está lejos de haberse extinguido. Y lo que es aun más importante: ha abierto una caja de Pandora en los países del norte de África y Medio Oriente, cuyo futuro político está lleno de oportunidades, incertidumbres y desengaños más que probables.
En segundo lugar, en Europa la coyuntura económica ha provocado no sólo un creciente descontento y agitación, sino que podría estar socavando las bases del pacto social en nivel interno, mientras obliga a replantear las preguntas sobre las condiciones, los costos y especialmente los límites del proceso de integración. Simbólicamente, el ingreso de Croacia en medio de la crisis puede interpretarse como un acto de fe. Pero también como el canto del cisne de una Europa que vive por inercia, atrapada entre una arquitectura institucional desbordada por los acontecimientos y un nuevo modelo que nadie sabe muy bien cómo definir.
Está por verse también qué rumbo toma la historia de Irak tras la retirada de las tropas estadounidenses, al cabo de lo que Obama califica como un “éxito extraordinario”, aunque en el fondo sepa que no fue más que un desafuero contraproducente. Nadie sabe, tampoco, qué suerte espera a Afganistán, ahora sometido a la creciente presión del tire y afloje entre Washington e Islamabad.
Habrá que esperar a ver en qué para el “ascenso pacífico” de China, que tarde o temprano tendrá que asumir los costos de sus ambiciones, y cuya receta para el crecimiento no tiene por qué ser infalible. Y es muy temprano aún para especular, por ejemplo, sobre los alcances de la osadía iraní, la reelección de Obama y el retorno de Putin, la salud del Chavismo y la enfermedad de Chávez, entre otros.
No cabe duda de que en 2012 habrá nuevos episodios en todas estas historias, unos más previsibles que otros. Y si los Mayas se equivocan, puede que incluso algunas de ellas lleguen a terminar de algún modo y nosotros estemos aquí para contarlo.
*Analista y profesor de Relaciones Internacionales