El 40% de la provisión de agua potable de Colombia proviene de los páramos, ecosistemas que a su vez dependen de la actividad y bienestar de oso de anteojos, ya que él es el encargado de esparcir semillas y despejar la vegetación para que entre la luz del sol a estas zonas. Es una especie sombrilla, es El Guardián del Páramo.
Pero este animal está catalogado como una especie vulnerable, que podría desaparecer dentro de los próximos 25 años. Se calcula que quedan sólo 700 ejemplares en Colombia y 18.000 en Suramérica. Esto significa que los páramos desaparecerían y por ende el agua potable.
El oso de anteojos es propio de la zona andina de Colombia, Venezuela, Ecuador y Perú; es la única especie de oso nativa de Suramérica y ha sido nombrado con honores como “El Guardián del Páramo”, pues no solo habita en él, sino que es el encargado de mantener vivo y en equilibrio este ecosistema, de donde proviene el agua que consumimos. Desafortunadamente, esta especie también está catalogada como vulnerable por el Ministerio de Ambiente y está en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), ya que podría desaparecer dentro de los próximos 25 años, por la destrucción de su hábitat y por la caza.
La importancia y la problemática de este animal inspiraron a Valentina Rincón y Gabriela Rodríguez, dos jóvenes inquietas por el tema medioambiental, alumnas del Colegio Rochester, para hacer parte de la solución. “Hace varios años estaba viendo las noticias y vi que unos campesinos habían matado a un oso de anteojos. Como era un animal del que el colegio nos hablaba tanto y como ya habíamos ido al Páramo de Chingaza, me sentí identificada con el tema y pensé que todos deberíamos de conocer y entender la importancia del medio ambiente y de los seres vivos.”, resalta Valentina Rincón.
Valentina y Gabriela crearon, como proyecto de grado undécimo, una cartilla en la que enseñan a los niños la necesidad de cuidar esta especie para garantizar nuestra propia supervivencia. El creativo material explica la situación del oso de anteojos y cómo los niños pueden cuidarlo, mediante dibujos, gráficas e infografías realizados por ellas mismas, acompañadas de cuentos cortos, también de su autoría, con un lenguaje sencillo y divertido.
Como explica Gabriela Rodríguez: “Los niños están en su etapa de formación y sobre todo a esa edad, entre 5, 6, 7 años, en donde están empezando a entender todas las cosas, es clave darles toda esa información sobre importancia del oso y que ellos sientan, se apropien del tema y sean conscientes de que tienen el deber de cuidarlo, porque en el futuro ellos serán pioneros de este tipo de iniciativas de conservación.”
Sus compañeros de grado décimo y varios profesores de la institución se unieron a la iniciativa y colaboraron con los temas de investigación y realización de esta cartilla. “La verdad fue un proyecto en el cual toda la comunidad rochesteriana participó, dándonos información y apoyo.
Inicialmente esta cartilla se presentó solo en formato digital para uso lúdico y educativo a los alumnos del Colegio Rochester, pero muchos de los niños se mostraron dispuestos a adquirirla de forma física, por lo cual se imprimirán inicialmente 500 ejemplares para llevarlos a algunos colegios, especialmente a los que están fuera de la cuidad y cerca de las montañas, para enseñarles a los niños de las zonas rurales sobre la importancia del oso.
Así trabaja
El oso de anteojos es una especie sombrilla, lo cual significa que otras especies de animales y plantas dependen de él para sobrevivir. Por ejemplo, este oso es polinizador y dispersor natural de semillas a través de su pelaje y con sus desplazamientos abre caminos por los que entra la luz solar, necesaria para las plantas, y por donde luego podrán transitar otras especies, menos fuertes, para buscar alimento. De esta forma, el páramo, en donde se produce el agua apta para el consumo humano, se mantiene sano, se renueva y puede proveernos del vital líquido. Se calcula que de este ecosistema, protegido por el oso andino, depende el 40% de la provisión del agua del país, de acuerdo con el Proyecto de Conservación de Osos Andino de Parques Nacionales Naturales de Colombia. Por eso se dice “si hay oso, hay agua”.