La decisión de Estados Unidos de volver a involucrarse militarmente en Irak, esta vez al bombardear las posiciones de las milicias yihadistas que insisten en declarar un califato en el norte de ese país y parte de Siria, pone en evidencia que el problema de fondo no termina siendo si hay o no una intervención bélica extranjera, sino que si después de definido el conflicto armado no se crea un gobierno local políticamente fuerte, con amplio apoyo popular, una institucionalidad resistente y, sobre todo, fuerzas armadas profesionales de extensa c