Editorial | El Nuevo Siglo
*¿Al fin cuál justicia transicional?
*Nadie habla de recomponer el Estado
POR  siglos y siglos la humanidad ha sufrido las agresiones de unas civilizaciones contra otras. La poderosa cultura egipcia se expandió en el Medio Oriente avasallando a los pueblos vecinos, como es el caso, entre otros, de la población judía a la que esclaviza. Moisés libera al pueblo de Israel. La historia de los árabes es de constante discordia y luchas intestinas entre ellos y contra terceros, en medio de etapas de convivencia. Alejandro Magno arrasa con sus vecinos árabes y a sangre y fuego sigue victorioso hasta la India.
EN  Colombia tenemos pintores extraordinarios, de la talla de Alejandro Obregón y Fernando Botero, que se destacan  entre los más famosos, junto a otras figuras de nuestro arte que son muy bien conocidas en los círculos artísticos más altos de Nueva York, París, Londres, Madrid o Buenos Aires. Por ejemplo, las esculturas de Botero en esas ciudades son ya  emblemáticas del arte universal. A la par de esos  maestros consagrados hemos tenido y tenemos nuevos talentos que mostrar.
DESCARNADO,  ese es el calificativo más apropiado para evaluar el resonante editorial que publicó el pasado martes el prestigioso New York Times -un diario moderado- en el cual hace un análisis del gobierno de Venezuela y la feroz represión con la que se persigue allí a la oposición. A diferencia de gran parte de la prensa de Hispanoamérica, el periódico estadounidense llama las cosas por su nombre y se sale de las medias tintas en las que suele moverse el comentario editorial de nuestra región.
*Alerta por una ciudadanía harta de atracos
*¿Ad portas de ‘justicia por propia mano’?
EL  cine manito ha producido casi desde los comienzos del siglo pasado insignes directores, actores y creativos que inmortalizan su producción, pese a algunos altibajos en el curso del tiempo, que se conocen como las “etapas oscuras”. Pero aun así no dejaron de aparecer en todas las ocasiones figuras del celuloide que se convirtieron en ídolos de multitudes en todo el continente y otras latitudes.
Nuestra  región vive desde hace varias décadas una gran crisis institucional, por cuanto la OEA, cuya carta democrática que da origen a su creación la redacta Alberto Lleras Camargo, como respuesta a los incendios y asesinatos que se desataron en Bogotá el 9 de abril, dentro de la reacción orquestada por los agitadores por cuenta del atentado que le costó la vida a Jorge Eliécer Gaitán, dentro de lo que se conoce como un capítulo de los más sangrientos e  importantes de la guerra fría.
Está en el debate público el asunto capital de la gobernabilidad de Cartagena, así como el de varias ciudades importantes del país. Se discute a diario allí, en Bogotá y en  el resto de urbes el atraso proverbial, en unos casos por falta de recursos y en otros por mala o pésima utilización de los mismos.