La calidad de vida determina en las grandes urbes signadas por el convivir de millones y millones de seres, las condiciones de salud y las actitudes que influyen en la integración social. Experimentos de laboratorio con roedores reducidos al hacinamiento en cajas y pequeños espacios, frente a otros mantenidos en áreas más grandes, han demostrado cómo los primeros, así reciban la misma alimentación que los segundos, tienden a volverse cada vez más irascibles, al punto de llegar a atacarse.