Columnistas | El Nuevo Siglo

 

¿Celac qué?

 

A pesar de tanto achaque, el presidente Chávez (y sus acólitos) deben estar muertos de la dicha.

Tras varios años de lucha han logrado el objetivo internacional perfecto: montar una macro organización internacional que, de acuerdo con su imaginario político, pone al reencarnado cada vez más cerca de lograr lo que Bolívar nunca pudo.

 

Sin monarcas

 

La idea de constituir Empresas Públicas de Bogotá, integrando las de Energía (EEB), Telecomunicaciones (ETB) y Acueducto y Alcantarillado (EAAB), podría verse como mandato ciudadano confirmado en la elección de Gustavo Petro.

La muerte de la conversación

Llegó por la red este anónimo:

Acabo de leer en Internet que a la entrada de algunos restaurantes europeos les decomisan a los clientes sus teléfonos celulares. Según la nota, se trata de una corriente de personas que busca recobrar el placer de comer, beber y conversar sin que los ringtones interrumpan, ni los comensales den vueltas como gatos entre las mesas mientras hablan a gritos.

Se requiere un alto Comisionado para la Paz

“Es posible tener una Colombia en paz, una Colombia sin guerrilla, ¡y lo vamos a demostrar! por la razón o por la fuerza”.

¿Colombia en guerra? (II)

Cuestión de buena óptica: si creemos que Colombia se encuentra aún en guerra, se desprende una normatividad. Si, por el contrario, estimamos que la zona gris se acerca a la paz y podemos afirmar con alto grado de confiabilidad que la guerra abierta quedó atrás, otra normatividad emerge.

Biotecnología agrícola

Epígrafe

“Únicamente si aprendemos a ver el valor de la naturaleza en sí misma, la naturaleza permitirá que los humanos estemos mucho tiempo más. Debemos aprender a querer y cuidar la naturaleza, si queremos impedir destruirnos a nosotros mismos”.

Richard Freiherr von Weizsäcker

Dramas repetidos

Si hay algo que puede romper el corazón de los colombianos en medio de esta Navidad que comienza es la tragedia de La Niña que vuelve a dejarnos con el agua en las rodillas, con millones de colombianos con sus enseres bajo las aguas negras y con uno que otro avivato con los bolsillos llenos mientras el país llora al menos tanta agua como viene cayendo.