Columnistas | El Nuevo Siglo

Esclavitud en el siglo XXI

Para sorpresa de muchos, la esclavitud no sólo existe, sino que ha aumentado durante el siglo XXI. El nuevo tipo de esclavitud, o sea el trabajo forzado, sin remuneración, la explotación de un ser humano en beneficio de otro, se conoce hoy como trata de personas y debido a que es cada vez más lucrativa para las mafias organizadas y otros personajes siniestros, se ha incrementado en casi todas las naciones.

Partidos políticos para la paz

La democracia se reinventa todos los días. Con partidos políticos fuertes, democráticos, vigorosos. Y una sociedad civil activa, dinámica, participativa, dispuesta a proponer profundas transformaciones y lograr consensos que hagan viable la solución de los graves problemas nacionales, como el hambre, el desempleo, la guerra y los efectos del calentamiento global, entre muchos.

De la hipocresía y otros demonios

Debo repetir hasta el cansancio, en la presente columna de opinión, que Colombia está moralmente enferma. Desde la cúspide hasta la base de la sociedad.

 

Un proyecto mediocre

 

El proyecto de Acto Legislativo por medio del cual se modifica una vez más la Constitución Política en materia de administración de justicia es el mejor ejemplo sobre la improvisación y la falta de seriedad con las cuales se viene ejerciendo el poder de reforma.

 

Escribir en la universidad

 

Como muchos, he seguido con atención la discusión suscitada por la renuncia de un profesor de una universidad privada debido a que sus estudiantes no sabían escribir.

 

La ciudad colapsó

 

La colonia fundada por don Gonzalo Jiménez de Quesada, enclavada en el corazón de los Andes en el centro de Colombia, la vieja Atenas Suramericana, sufre hoy la peor crisis de su historia como ciudad. Ciertamente ha decuplicado su población en los últimos sesenta años, mayormente por la inmigración, porque los nacidos aquí de padres bogotanos son una minoría y los alcaldes bogotanos en las últimas décadas son muy pocos.

 

Sin monarcas

 

La idea de constituir Empresas Públicas de Bogotá, integrando las de Energía (EEB), Telecomunicaciones (ETB) y Acueducto y Alcantarillado (EAAB), podría verse como mandato ciudadano confirmado en la elección de Gustavo Petro.

 

¡Dios perdona, la naturaleza no!

 

Crece la emergencia en el país y las gentes del común se desesperan, se indignan, se deprimen. Eso es lógico y más que justo.

Sin duda hay que aceptar que la naturaleza por lo común es incontrolable. Sólo ilusos y soñadores han dado paso a la retórica de que es fácil luchar contra ella. Para ganarle a la naturaleza se requiere de inteligencia, honradez y capacidad de entenderla en un diálogo franco.