La Alta Costura, que hace unos años, golpeada por la crisis, veía su futuro con incertidumbre, goza ahora de buena salud, gracias a las firmas históricas que se adaptan a una nueva clientela, sobre todo de países emergentes como Brasil y Rusia, y a la pasión de nuevos diseñadores.
La Alta Costura, que hace unos años, golpeada por la crisis, veía su futuro con incertidumbre, goza ahora de buena salud, gracias a las firmas históricas que se adaptan a una nueva clientela, sobre todo de países emergentes como Brasil y Rusia, y a la pasión de nuevos diseñadores.