Quien quiera pedir una cerveza en Haddonfield, a poca distancia de Filadelfia (este de Estados Unidos), debe salir de la ciudad, porque allí comprar y vender alcohol todavía es punible de prisión, como en la época de la ley seca.
En el centro de esta ciudad de 11.500 habitantes, fundada por los cuáqueros, sólo hay un bar que ofrece jugos y salones de té y cafeterías de estilo rococó que sirven chocolate caliente.